31 may 2011

Adiós a la verdad

http://www.valenciaplaza.com/ver/26366/Adi%C3%B3s-a-la-verdad.html

Adiós a la verdad

JORDI PANIAGUA SORIANO (*). 31/05/2011 "El final de la economía, al menos como la entendemos hasta ahora, significaría el destierro de una única interpretación del comportamiento económico de la sociedad. Igual que la física abjuró de sus principios deterministas, la economía no está sujeta a leyes inmutables..."

VALENCIA. ¿Ha muerto la economía? Perelman anunciaba hace 15 años "el final de la economía" con bancarrotas generalizadas a causa del incremento de los costes fijos en la industria, que harían que las empresas igualaran sus precios al coste marginal, en lo que vino a llamar "competición desenfrenada".

Aseguraba que "la economía no es una ciencia, sino una ideología diseñada para defender prácticas existentes". Heidegger también anunció hace más tiempo el final de la filosofía y recientemente, Vattimo ha defendido el final de la verdad en su último libro "Adiós a la verdad".

Utilizando argumentos distintos, coinciden en el final de un camino. Sin embargo, mientras Perelman pronostica la llegada de un nuevo sistema, Vattimo defiende que la ausencia de una verdad absoluta es la propia esencia de la democracia. Proclama que la verdad ha dejado de tener sentido en la sociedad actual. Ya no son necesarios los sabios de la caverna de Platón para guiarnos, incluso contra nuestra voluntad.

Acercando ambas posturas, el final de la economía, al menos como la entendemos hasta ahora, significaría el destierro de una única interpretación del comportamiento económico de la sociedad. Igual que la física abjuró de sus principios deterministas, la economía no está sujeta a leyes inmutables. Se olvida con frecuencia que la persona está el centro de la economía. De ahí se desprenden las empresas, los balances y complejos instrumentos financieros. Sin nadie en la tierra, la manzana seguirá cayendo, pero nadie podrá verla y menos aún vender o comprar. La situación económica es el reflejo de las personas, de sus estados de ánimo, frustraciones e incertidumbres pero también de su ilusión, esfuerzo y constancia.

Estamos por tanto ante una economía más personalista, una economía débil, en la que la ausencia de certezas provoca desasosiego. Una economía adolescente que acaba de abandonar la infancia y que busca nuevas perspectivas, con sus miedos e ilusiones. Es lo que tiene hacerse mayor, las seguridades se esfuman y el futuro es sinónimo de incertidumbre, por mucha indignación que provoque el presente.

Por ejemplo, la realidad del mercado se ve cuestionada por la emergencia de países como China que juegan con las cartas marcadas. Con una dualidad que le permite comerciar con el exterior libremente pero sin una libertad interior. Condiciones laborales, salariales, medioambientales que se dan por hecho en Europa no encuentran su espacio en los nuevos países productores. Productos que hacen bajar el precio de sus competidores, produciendo el mismo efecto predicho por Perelman, pero por diferentes causas.

El comportamiento de las personas se ha sofisticado a lo largo del tiempo, pero esencialmente seguimos comprando y vendiendo. Por ello no podemos olvidarnos de todo lo aprendido hasta ahora, con refinados modelos, leyes y predicciones. Pero no acertaremos a comprender, y menos a mejorar las perspectivas económicas, sin tener en cuenta su dimensión humana. La economía sigue viva, pero débil.
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(*) Jordi Paniagua, profesor de Econometría de la UCV

Ilustración: Carlos Sánchez Aranda

1 comentario

Alejandro escribió
31/05/2011 17:07

Me gusta mucho la metáfora pero los adolescentes tienen a sus padres y a otras personas mayores... De quien aprenderá La Economía?

26 may 2011

Meteorología y Política

http://www.valenciaplaza.com/ver/26671/Meteorolog%C3%ADa-y-Pol%C3%ADtica.html

Meteorología y Política

JORDI PANIAGUA SORIANO (*). 26/05/2011 "Al igual que no esperamos que el hombre del tiempo nos facilite la previsión a un año vista o que solucione el efecto invernadero, no podemos pretender lo mismo del político. Pero sí una gestión eficaz del presente y una visión para afrontar el futuro..."

VALENCIA. En los días posteriores a las elecciones, los meteorólogos políticos cambian las nubes y soles del mapa del tiempo por gaviotas y rosas. En meteorología se distingue entre la previsión del tiempo y la del clima. El clima son las condiciones meteorológicas a largo plazo y el tiempo a corto plazo. El cambio climático no implica que vaya a llover mañana, pero sí que identifica un cambio de tendencia, con sus consecuencias en el presente del futuro.

Con una serie de variables como la temperatura, la presión atmosférica y la velocidad del viento, pueden determinar con bastante exactitud el tiempo (l'oratge) a corto plazo para un lugar en concreto. La información más relevante para la predicción del oratge de mañana es el tiempo de hoy. Si hoy hace sol, es muy probable que mañana también luzca.

En economía existen conceptos similares, como las llamadas 'series autoregresivas', cuyo comportamiento futuro depende en gran parte de su evolución pasada. La cotización de la bolsa a corto plazo puede verse influida por el resultado inmediatamente anterior y por otros condicionantes exógenos y aleatorios. A partir de esta información, se establecen las predicciones económicas futuras.

De igual modo, las previsiones a corto plazo de las encuestas políticas son cada vez más ajustadas. Influyen diversas variables judiciales, económicas y movimientos sociales, junto con la gestión propia y ajena durante la legislatura. Pero uno de los factores decisivos es quién ganó las elecciones anteriores. Por esta inercia, el tiempo de la política valenciana es parecido al de hace cuatro años: altas presiones en la calle Quart y bajas en Blanquerías.

La política meteorológica también distingue entre tiempo y su clima. A medio plazo se intuye un cambio de presión en la atmósfera política nacional. Una variación del clima español que podría afectar a nuestro oratge político. El previsible anticiclón de Madrid puede interiorizarse en borrasca al llegar a Valencia. Por una parte, ya no se podrá culpar a la Moncloa de la gota fría en Valencia. Por otra, habrá que analizar si la serie de presidentes de la Generalitat reconvertidos a ministros es autoregresiva. También podría serlo la sucesión candidatos a la oposición o, mejor, a la descomposición.

Sin embargo, no es el tiempo de hoy o el de mañana el que más preocupaciones crea, sobre todo desde la invención del paraguas o el aire acondicionado. Inquietan las condiciones a largo plazo, y sus expectativas. La espartiflación (Estancamiento+paro+tipos altos+inflación), nuestro particular agujero de ozono, puede producir un sobrecalentamiento económico con ramificaciones políticas y sociales imprevisibles.

Al igual que no esperamos que el hombre del tiempo nos facilite la previsión a un año vista o que solucione el efecto invernadero, no podemos pretender lo mismo del político. Pero sí una gestión eficaz del presente y una visión para afrontar el futuro. Para frenar el cambio climático los meteorólogos se han dotado de un organismo que asesora e investiga, el IPPC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático) y otro que actúa, el Protocolo de Kioto.

Nuestros recién elegidos representantes, sin olvidarse de resolver los problemas concretos del presente, podrían poner en marcha iniciativas similares para el futuro: El PICP, Panel Intergubernamental Contra el Paro o el Protocolo de Valencia, para aportar ideas claras y medidas concretas para frenar el desempleo y reactivar la actividad económica. Aunque haga sol hoy, no olviden el paraguas.
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(*) Jordi Paniagua Soriano es profesor de Econometría de la UCV

10 may 2011

La bolsacracia: El Geist del mercado

http://www.valenciaplaza.com/ver/25433/La-bolsacracia-El-Geist-del-mercado.html

La bolsacracia: El Geist del mercado

JORDI PANIAGUA (*) . 10/05/2011 "Ya que no podemos vencer al mercado, unámonos a él: saquemos el Estado a bolsa. Expongamos la gestión de los gobiernos plenamente al mercado y obtengamos un doble beneficio:..."

VALENCIA. El espíritu (Geist) del capitalismo es la ética protestante: la austeridad, el enriquecimiento y la virtud del trabajo. Como la periferia europea no ha "mostrado singular tendencia hacia el racionalismo económico" (La ética protestante y el Capitalismo, de Max Weber) debemos ser rescatados (o salvados) sin protestar.

El Estado no sólo detenta el monopolio de la violencia, también el del mercado (que se lo pregunten a Grecia o Portugal). El corolario es inmediato: el Estado ha de dominar el mercado para realizarse plenamente. Hoy en día la violencia no es sólo física, también ejercen violencia monetaria los especuladores y sobrevivirá quien pueda hacer frente a OPAs, fusiones frías y calientes.

España y sus vecinos han entrado en una 'espartiflación' junto con una espiral de financiación de deuda a unos intereses crecientes. El mercado manda y para conseguir rebajar el gasto de financiación nuestros gobernantes han de tomar medidas con la intención de ofrecer la imagen de país serio que pagará sus deudas, es decir, que devolverá el dinero prestado al interés pactado. Cuanta más gente nos quiera comprar las Letras del Tesoro más formales parecemos y menos intereses ofrecemos. Se ha transmitir confianza a los mercados y con ello rebajar la prima de riesgo y mantener a raya a las agencias de calificación.

Sucede que esa transmisión de confianza es bastante difusa y no se tiene certeza de su efecto sobre los intereses a pagar. Por otro lado, los ajustes sí que tienen un resultado palpable. En el caso de Portugal, representarán dos puntos del PIB. A cambio de 78.000 millones, el Estado aplicará el Geist: reducirá el déficit, el sueldo de los funcionarios, recortará pensiones y gastos. En España hemos hecho lo mismo a cambio de nada. Como dice el dicho, la confianza da asco y no nos ha salido del todo gratis: cinco millones de parados, la demanda interna contraída y el PIB sin levantar el vuelo.

Por muchas medidas que tomemos, parece que el Geist capitalista no tiene suficiente fe y no se acaba de fiar, o mejor dicho se fía más de otros, aunque les paguen menos. ¿Cómo podríamos transmitir una confianza total y absoluta a los mercados sin que la factura nos resulte tan dolorosa? Ya que no podemos vencer al mercado, unámonos a él: saquemos el Estado a bolsa. Expongamos la gestión de los gobiernos plenamente al mercado y obtengamos un doble beneficio: sabremos a la perfección la confianza transmitida gracias a la cotización diaria y conseguiremos una mejor financiación. Imaginemos un escenario en el que al obtener Catalunya el fondo de competitividad cotizaría al alza en el Autonimex-17. Los ciudadanos/accionistas tendríamos una medida objetiva a la hora de decidir nuestro voto, que en muchos casos se encuentra como la Granada de Carlos Cano, encerrada en sí misma.

A nivel mundial, permitiría una resolución de conflictos de una forma más civilizada. EE UU podría lanzar una OPA hostil sobre Libia sin causar ninguna muerte en el camino. China se podría fusionar con India, mientras que Flandes, Irlanda del Norte y Euskadi podrían ser spin-offs. Las divisiones más rentables, las ciudades, se podrían sacar también a bolsa en momentos de apuro. Ahora que incluso Zarkosy critica el PIB como única medida del crecimiento económico, utilicemos la cotización en bolsa de los países y regiones.

Hemos seguido fielmente al Geist del capitalismo: nos enriquecimos en el boom del ladrillo, trabajamos más horas que la media europea y ahora aplicamos una austeridad severa. Aun así el Torquemada del Mercado sigue sospechando de nuestra súbita conversión. Entrando de lleno en el casino bursátil, con la bolsacracia transmitiríamos la confianza adecuada que demanda la nueva ética del mercado.
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(*) Jordi Paniagua es profesor de Econometría en la Universidad Católica de Valencia

Ilustración: Carlos Sánchez Aranda

4 comentarios

Alejandro escribió
13/05/2011 19:11

Ah! Buffettt... Este señor es el que en un momento dado dice... Señores... Hagan Juego! y algunos años después... la Banca Gana!

VC escribió
12/05/2011 00:47

S&P: McGraw-Hill; Moody's: Varios incl. Berkshire Hathaway (Warren Buffett) y Davis Selected Advisers.

Alejandro escribió
11/05/2011 16:05

Quien es el propietario de Moody´s? y de S&P? Alguien lo sabe?

salvador perez escribió
11/05/2011 06:56

muy bueno profesor, muy bueno

4 may 2011

La transformación del fútbol

http://www.valenciaplaza.com/ver/24770/La-transformaci%C3%B3n-del-f%C3%BAtbol.html

La transformación del fútbol

JORDI PANIAGUA (*). 04/05/2011 "Aceptemos el hecho de que el fútbol es un espectáculo de entretenimiento como los toros y dejemos la estadística para otras cuestiones, como la financiación millonaria de los clubs por parte de las cajas de ahorros..."

(Ilustración: CARLOS SÁNCHEZ ARANDA)

VALENCIA . El fútbol ha dejado de ser un deporte para convertirse en un mero espectáculo, una nueva fiesta nacional. Nadie clasificaría al torero como deportista, pero en cambio se le presupone una fuerza, habilidad y concentración excepcionales para jugarse la vida frente a un miura. El futbolista de hoy en día ha dejado de ser un deportista olímpico al uso, para convertirse en un artista muy habilidoso, como un torero. Las coincidencias se dan incluso fuera del campo, con los contubernios entre la salsa rosa y los futbolistas. Con el progresivo desinterés generacional hacia la lidia, los profesionales del balón han ido llenando el vacío dejado por los toreros. Aún no se visten de luces, pero todo llegará.

Puede que el fútbol provoque en algunos casos una animadversión por el gusto de llevar la contraria. En un país que se paraliza por completo frente a un acontecimiento deportivo que se repite cada semana (o menos) puede resultar casi romántico ir a contracorriente. Sin embargo, hay otros argumentos que nos invitan a reflexionar sobre la transformación que ha sufrido el fútbol en los últimos años.

Entendido como entretenimiento, el fútbol necesita de la apropiada dosis de violencia fingida, como en el circo o en el pressing catch. Como en política, "conviene la tensión" (Zapatero dixit) y no deja de asombrarnos la sorprendente hermandad de rivales irreconciliables, bien avenidos en la selección española o en la cafetería del Congreso. Lamentablemente las teatrales patadas voladoras de los futbolistas y políticos se traducen en puñetazos reales entre sus hinchas.

¿Cómo podemos hablar de deporte cuando el árbitro corre más kilómetros que cualquiera de los jugadores, que no llegan a los 10 km por partido? Por no hablar del agravio comparativo en materia de control antidopaje frente a otras disciplinas, como el atletismo o el ciclismo. Es casi inimaginable un control por sorpresa de madrugada, especialmente tras las celebraciones de los títulos.

Sin embargo, en la mal llamada sección 'Deportes' en los medios, el fútbol copa el 90% de la información. Además, el 90% del tiempo se dedica al Real Madrid o al Barcelona y a las múltiples preocupaciones de los jugadores: un quiste en la uña o la "concentración" en hoteles de lujo. En una bipolaridad parecida a la política van desapareciendo las aficiones a equipos minoritarios. En una sociedad progresivamente individualizadora, se busca la sensación de pertenencia a un grupo con éxito.

El fútbol llena en muchas ocasiones este vacío fundamental de la persona apostando por el equipo ganador. Aunque se pase rápidamente del plural mayestático "hemos ganado" (como si los hinchas pegaran patadas al balón sentados frente al televisor), al lejano "han perdido". Quedan relegados equipos con moral como el alcoyano y ya no se oyen gritos como "¡Viva el Betis manque pierda!".

El símil con los partidos políticos es tan inmediato como aterrador. Parece además que revivamos el panem et circenses romano (por razones personales siempre he preferido el panem et aqua). Mientras estemos emborrachados e inundados por balones, patadas y porteros, nos olvidamos temporalmente de otras cuestiones, como la aptitud de nuestros gobernantes para gestionar los asuntos de todos.

Por otra parte, cuesta entender que el aficionado a un deporte, sinónimo de superación personal y hábito sano, tenga que disfrutarlo tras el humo de un puro. A no ser, claro, que el mínimo interés en los palcos presidenciales sea el deportivo. Extraña convivencia entre política-fútbol-negocios, que anda dejando mausoleos de cemento en la periferia de las ciudades.

El fútbol permite una asombrosa laxitud en el cumplimiento de las normas. Prueben a aparcar el coche en las inmediaciones del Mestalla un martes por la mañana. Si tiene una urgencia médica, como por ejemplo un parto, puede que por causa mayor tenga que dejar el coche en doble fila: la multa y la grúa estarán aseguradas. Si repite el mismo procedimiento un domingo de fútbol, la sanción brillará por su ausencia, incluso aparcando en triple o sobre la acera.

Los ídolos de los niños de un país dicen mucho del país en su conjunto. Un país prosperará en la medida que la infancia tenga una meta a superar y se vea reflejada en los valores de las personas que quieran emular. Nos debería hacer reflexionar el hecho de que la aspiración de muchos niños (y padres) sea ser futbolista profesional. Casi todos quieren convertirse en Cristiano Ronaldo o Messi y emularlos en sus sueldos millonarios y su corta jornada de trabajo. Esperemos que alguno sueñe con dar la vuelta al mundo en bici estática, como Pedro Duque.

Pero si existe alguna razón de peso que hace que el fútbol se me vuelva irremediablemente irreconciliable es el nefasto uso de la estadística. Los comentaristas que han de rellenar el hueco entre pérdidas de balón y saques de banda recurren a los inevitables guarismos. Pero que un equipo no haya perdido nunca tal o cual competición no es un hecho estadísticamente significativo. Como tampoco lo es el resultado "histórico" de enfrentamientos entre dos clubs. Aceptemos el hecho de que el fútbol es un espectáculo de entretenimiento como los toros y dejemos la estadística para otras cuestiones, como por ejemplo la financiación millonaria de los clubs por parte de las cajas de ahorros.
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(*) Jordi Paniagua Soriano es profesor de Econometría de la UCV.

2 comentarios

Alejandro escribió
04/05/2011 09:29

¿Por qué? ¿Por qué? (mourinho dixit)

Emb escribió
04/05/2011 07:46

Genial!