14 dic 2022

¿Son bajos los salarios académicos en España?

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Science y Nature se han hecho eco de los bajos salarios que reciben los estudiantes de doctorado (aquí y aquí). Recientemente los doctorados de varias universidades americanas han protagonizado protestas y huelgas, dando paso a la creación de varios sindicatos de estudiantes de doctorado (siendo el más reciente en el MIT). En EEUU los salarios de los doctorandos varían según la universidad y el programa. Según este estudio publicado en American Entomologist, la media está en torno a unos $27,000, que en muchas localidades está por debajo del salario que cubre el gasto medio por persona, cifrado en torno a unos $30,000. Varias universidades están incrementado el salario de sus doctorandos, como por ejemplo Yale, que lo ha aumentado un 20.7% hasta alcanzar los $40,000. En UK, las becas doctorales de la UK Research and Innovation (UKRI) se han incrementado un 11.3% hasta las £17,668, que también está por debajo del gasto medio por persona en UK, cifrado en unas £20,000.

En España, los contratos predoctorales para la formación de doctores (FPU) suponen €17,921 anuales en 2022 (ver aquí), bastante por encima del gasto medio por persona reportado por el INE en 2021 de €11,780 (equivalente a un salario bruto de unos €14,250). Los salarios de los futuros doctores se han mantenido relativamente constantes en la última década. Por ejemplo, con respecto al año anterior, se han incrementado un 0.77%.

Otra manera de contextualizar los salarios doctorales en España es analizar el coste de oportunidad comparándolos con los salarios que se obtendrían trabajando fuera de la universidad. Según el IVIE, el salario medio de un graduado universitario de 24 años es de unos €17,000 (ver figura).

Fuente: IVIE

Para que la comparación resulte ilustrativa, debemos comprar la diferencia (respecto a otro país por ejemplo) en las diferencias salariales (PhD académico vs graduado). Tomemos como referencia EEUU, donde según la Universidad de Georgetown en EEUU, el salario medio de un recién graduado es de $62,500, tal como muestra la siguiente figura.

Fuente: THE GEORGETOWN UNIVERSITY CENTER ON EDUCATION AND THE WORKFORCE

En términos relativos, el salario de los doctorandos en España es un 26% mayor que el coste de vida promedio y un 5% mayor que el salario fuera de la universidad. Por el contrario, en EEUU el salario de los doctorandos está un 10% por debajo del coste de la vida y un 57% por debajo del salario fuera de la universidad. La difrencia entre EEUU en las diferencias salariales no nos permite afirmar que los salarios de entrada en la universidad española sean bajos.

Para que la comparación sea justa, habría que precisar que en EEUU no es preciso realizar un máster para acceder al doctorado, por lo que los primeros años incluyen formación postdoctoral. Por tanto, en el salario del candidato doctoral en EEUU habría que incluir una subvención implícita en su formación, así como unas perspectivas de mejora en cuanto a su salario futuro.

Es interesante analizar qué sucede una vez que se termina la tesis doctoral. A lo largo de su vida, en EEUU un profesor ingresa 2.8 millones de dólares, algo por debajo de la media de profesionales con doctorado (3.2 millones de dólares), y un graduado ingresa 2.3 millones en promedio (como puede verse en la figura de abajo, hay una gran variabilidad). Es decir, un profesor cobra un 24% más que si solo hubiera estudiado un grado universitario. La literatura especializada encentra resultados similares, por ejemplo de hasta un 29% en Alemania (Mertens y Röbken 2013) o un 26% en el Reino Unido (Cassey, 2009).

En cambio, los profesores universitarios tienen un salario un 13.8% menor que otros profesionales con similar formación fuera de la industria. Esta diferencia es el precio del riesgo, ya que la profesión universitaria tiene un riesgo de desempleo menor.

Hagamos la misma comparación en España. Para hacer una comparación más adecuada con los datos españoles, comparemos los salarios de un profesor universitario en EEUU con un graduado universitario. Supongamos una joven doctoranda empieza con una beca FPU con 24 años, encadena un postdoc Juan de la Cierva con 28 y promociona a Profesora Contratada con 33 años, a Titular con 43 y a Catedrática con 53 años, y va acumulando trienios, sexenios y quinquenios de manera progresiva. Algo por otra parte totalmente absurdo que solo pueda aumentar el salario acumulando años sin moverse del puesto. Supongamos siendo conservadores que no ha ostentado ningún cargo académico con derecho a remuneración (algo por otra parte difícil de imaginar con los criterios de acreditación a la Cátedra).

Tomando como referencia los salarios de la Universidad de Málaga (aquí y similares al resto excepto por el complemento autonómico), nuestra profesora universitaria obtendrá un salario al final antes de la jubilación a los 65 años de €72.000 a precios de 2021 (siendo el 39% la suma de complementos). A lo largo de su carrera universitaria habrá acumulado ingresos de alrededor de 2 millones de Euros. En cambio, según el gráfico del estudio del IVIE, el graduado medio acumula unos ingresos de unos 1.4 millones de Euros (menor en caso de ser mujer). Por tanto, un profesor o profesora de la Universidad pública española cobrará un 42% más que un graduado a lo largo de su vida laboral.

Actualización: En el siguiente gráfico muestra la evolución del salario máximo académico con los criterios descritos anteriormente. Si nuestra profesora no promociona a Catedrática y obtiene tres sexenios, acumula 1.77 millones, un 25% más que el graduado medio (en línea con los datos de EEUU).

Este resultado no es sorprendente, es cualitativamente parecido a lo que ocurre en otros países. Resulta en cambio sorprendente que los académicos en España disfruten de un premium de 18 puntos porcentuales por encima del profesor universitario medio en EEUU (otra interesante diferencia en las diferencias salariales). Conviene precisar que en EEUU hay una gran variabilidad en los salarios por campo y por producción científica.

Este sencillo análisis descriptivo sugiere que el salario de los estudiantes de doctorado no parece escandaloso. De hecho, los salarios académicos españoles parecen ser bastante generosos en términos relativos al inicio y a lo largo de la vida laboral. No obstante, un análisis más detallado podría arrojar más luz sobre esta cuestión en términos de eficiencia y política científica. Algo sin duda interesante para algún estudiante que esté iniciado su carrera académica.

Actualización (27/02/2023). Las retribuciones míniemas del salario de un contrato FPU se han actualizado según la siguiente tabla (fuente). Son 14 pagas de €1,260 los primeros años, €1,350 el tercero y €1,688 el cuarto. En total unos 20.000€ brutos anuales o €1.662 mensuales en 12 pagas. El salario FPU es un 18% mayor que el recién graduado (€17.000), un 27% menor que el salario medio (€27.570) y un 32% mayor que el SMI (€15.120).

6 dic 2022

La UE explora DORA

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La Comisión Europea ha dado un giro en su política de evaluación científica firmando dos acuerdos que impulsan una nueva forma de evaluar la investigación. La Comisión Europea ha suscrito el acuerdo para reformar la evaluación de la investigación (Agreement on Reforming Research Assessment) impulsado por CoARA, una coalición de 350 organizaciones científicas que impulsan una reforma de la evaluación científica. También ha suscrito la Declaración de San Francisco de Evaluación de la Investigación (DORA), que establece unas recomendaciones para mejorar la evaluación científica.

DORA nace en 2012 con el objetivo general de reducir la dependencia del factor de impacto y las citas, y promover una cultura en la que se dé más “importancia al valor intrínseco de la investigación”. A través de la coalición CoARA, la UE recoge plasma esta filosofía en los principios que guían el acuerdo: calidad (originalidad, profesionalidad y resultados) e impacto (científico, tecnológico, económco y social).

A partir de ahora, la Comisión Europea se compromete a impulsar diez acciones en tres ámbitos (diversidad, calidad y evaluación) para incrementar la calidad y el impacto de la investigación Europa. En concreto, la Comisión fija tres compromisos para reformar la evaluación científica. Primero, implementar unos criterios de evaluación cualitativos mediante una revisión por pares, con un uso responsable de métricas. Segundo, reducir el peso de las métricas bibliométricas, en concreto el factor de impacto y índice h en la evaluación. Concretamente, se compromete a renunciar a recurrir exclusivamente a métricas de autoría (número de artículos, citas, proyectos) o de publicación (factor de impacto de la revista, idioma). Tercero, abandonar el uso de los rankings. Conviene señalar que estos acuerdos abarcan la evaluación individual de investigadores, así como los proyectos de investigación y los centros.

Aumentar el peso de la evaluación cualitativa en detrimento de la cuantitativa se justifica por tres motivos: i) las citas no siguen una distribución normal y por tanto el factor de impacto (una media) no es representativa de las citas de un artículo en concreto. ii) El factor de impacto de una revista es específica de cada campo. iii) Ciertas editoriales han encontrado la menara de inflar el factor de impacto. En cada campo existe un consenso de tácito de lo que se considera o no una aportación de calidad. Si se utilizan exclusivamente métricas basadas en el factor de impacto nos encontraríamos con la paradoja de acreditaciones a Catedrático con exclusivamente 12 ‘Sustanaibilites’, como ya expusimos aquí. El factor de impacto es una condición necesaria pero no suficiente para acreditar la calidad del artículo, es difícil determinar la calidad de un artículo individual con la media de todos los artículos publicados en la revista.

Los acuerdos son lo suficientemente imprecisos para entender que los criterios actuales se alinean con los principios de DORA. Por ejemplo, la ANECA ya realiza una revisión por pares (las comisiones) con unos criterios medianamente transparentes que van más allá uso exclusivo del factor de impacto. En especial el informe revistas Open Access (disponible aquí), la ANECA reconoce implícitamente los problemas con el uso del factor de impacto. No obstante, ante la falta de concreción en la transposición práctica de los acuerdos suscritos por la Comisión, resulta interesante reflexionar cómo pueden verse afectadas la política de evaluación científica en España.

En un país que actualiza los criterios de evaluación aproximadamente cada dos años no es descabellado, por tanto, suponer que la siguiente reforma de los criterios de acreditación de la ANECA vayan en línea con esta filosofía de evaluación. Ya se escuchan voces argumentando que estos acuerdos implicarán un cambio radical en el sistema de acreditación nacional; por ejemplo, con una acreditación institucional en vez de individual aquí, o eliminar el uso del factor de impacto aquí. Con estas reflexiones no pretendo dar argumentos en favor del actual sistema de acreditación (es un tema para otra entrada).

Sin embargo, virar el sistema acreditación hacia una valoración totalmente cualitativa (sin ninguna otra reforma adicional) acarrearía tres problemas. Primero, podría chocar con los principios de transparencia y objetividad de cualquier convocatoria pública. Segundo, dificultaría la valoración de contribuciones altamente especializadas que pueden caer fuera del alcance de la comisión encargada de la valoración.

Por último, daría más poder discrecional a las comisiones. Si la discrecionalidad no se ejerce para favorecer a ciertos candidatos, permite corregir los fallos comentados anteriormente. Sin embargo, el factor de impacto (o cualquier otra medida objetiva) proporciona ciertas garantías al evaluado frente al evaluador. La comisión de acreditación con una discrecionalidad total se parecería mucho a los antiguos tribunales de habilitación o los de las plazas actuales. Casi todas las quejas de nepotismo/endogamia surgen de tribunales de plazas donde no existen unos criterios cuantitativos. Casi ninguna de estos casos se hacen eco de decisiones discriminatorias de las comisiones de la ANECA. Se critican más o menos los criterios, pero raramente su aplicación.

En definitiva, una aproximación Marxista (Groucho) a la evaluación científica donde “si no le gustan mis criterios cuantitativos, tengo otros cualitativos” no está exenta de problemas.