12 mar 2019

El sexenio, ¿de transferencia o de transformación?

 El sexenio, ¿de transferencia o de transformación?

El pasado viernes se celebraron en Madrid la XV Jornada sobre Docencia de Economía Aplicada organizada por ALDE. Además de las interesantes ponencias sobre como mejorar la docencia en nuestro ámbito de conocimiento pudimos asistir a la contraposición de dos modelos de universidad a través de la evaluación de la calidad del profesorado. Por una parte el modelo el español, presentado por el Presidente del Panel de Transferencia de la CNEAI, Salustiano Mato (qué explicó también el manido sexenio de transferencia) y por otra el modelo británico presentado por la directora de Learning and Teaching in Economics de la Universidad de Sheffield Mª José Gil (qué desgranó el sistema REF/TEF/KEF: Research, Teaching, Knowledge Exelence Framework).

La primera diferencia entre ambos sistemas es que mientras la evaluación española es individual y mide los méritos personales de cada investigados, la evaluación británica es del departamento en su conjunto. Además el periodo británico es común a todas las universidades (actualmente es el 2014-2020). El sistema anglosajón tiene dos ventajas sobre el nuestro. Primero, es administrativamente más eficiente ya que reduce el número de expedientes a revisar y estos se revisan una vez cada seis años. Permite también una evaluación más detallada de cada caso y reduce la carga administrativa sobre los evaluadores. Segundo, presenta incentivos para que los departamentos se gestionen de manera autónoma y decidan las políticas de contratación más adecuadas para alcanzar los objetivos de excelencia en la investigación y docencia. Cada profesor tiene que presentar al menos una contribución relevante en el REF y si no lo hace ve peligrar su status como investigador. También reduce el riesgo de contratar a investigadores mediocres ya que la financiación del departamento (y de la universidad) depende de los resultados de la evaluación de la investigación de todo el grupo. El sistema británico establece un ránking público según el cual se otorgan fondos de investigación y las propias universidades lo tienen en cuenta a la hora de decidir sus propias inversiones.

En el actual sistema nominalista de evaluación de la actividad investigadora en España no proporciona incentivos en términos de excelencia selección de profesores investigadores. La producción científica de nuestros compañeros no redunda directamente en el beneficio del grupo. Tampoco fomenta la colaboración o la creación de grupos de excelencia. Además, el sistema aumenta la presión burocrática sobre el colectivo, una de las causas del mal rendimiento de la universidad como se ha venido denunciado repetidamente aquí o aquí). La comisiones y los expertos que emiten informes repiten cada años la misma labor para cada uno de los profesores individualmente. Llegados a este punto, uno se pregunta qué sentido tiene un sistema que carga a la universidad con burocracia sin ayudarla a progresar en excelencia.

La segunda diferencia reside en cómo evalúan ambos sistemas el impacto de la universidad en la sociedad. El nuevo sexenio de transferencia es un avance y pretende medir la contribución de la universidad en el incremento del bienestar social en términos generales.  Aquí pueden ver un informe detallado del modelo conceptual que ha impulsado la implantación del sexenio de transferencia. Un “molinillo del conocimiento” que haría feliz a Ortega y Gasset, ya que mide en definitiva la contribución social de la universidad que defendía en su escrito “Misión de la Universidad”.

molinillo

Sin embargo, utiliza como variable de medida del impacto social la implicación de cada profesor (permanente, porque los temporales y precarios lo tenemos vetado) en la transferencia y en la difusión de su propia investigación a la sociedad. Por tanto, redunda en la exagerada carga de burocracia. Este año se han presentado 16,992 solicitudes que se han recibido por el sexenio de transferencia que deberá resolver una comisión de 10 miembros y 120 expertos. Por otra, el sexenio de transferencia mide solo la implicación  personal del profesor en la trasferencia y no el valor extra-académico o social de lo transferido. En cambio, la evaluación del sistema británico evalúa el impacto social de la investigación del departamento independientemente del esfuerzo individual en su difusión (un 25% de la nota final). Miden cosas como el impacto de los artículos de investigación en el diseño de las políticas económicas por ejemplo (mediante citas en documentos oficiales, discursos de los policy-makers etc).

Por ilustrar la diferencia con un ejemplo (que pregunté durante la sesión). Al premio Nobel William Nordhaus no se le hubiera concedido un sexenio de transferencia si se hubiera limitado a escribir los papers que han cambiado la manera que tenemos de enfrentarnos al cambio climático y reducir las emisiones. Que el protocolo de Kioto y sucesivas rondas hayan adaptado los mercados de emisión de CO2 basándonos en sus artículos no demuestran suficiente transmisión de conocimiento ni impacto en la sociedad por parte del Nobel norteamericano. En cambio si tuviera cuenta activa en Twitter o hubiera dado una rueda de prensa en vez de acudir a puntual a su clase (como explican sus alumnos aquí ) posiblemente sí que hubiera obtenido una evaluación positiva.

Afortunadamente el sexenio de transferencia se encuentra en fase de calibración y se podrá ajustar para poder medir con más precisión aquello que Ortega llamaba la transmisión de la cultura, que junto con la formación e investigación conforman las tres misiones de la universidad. Actualmente, el sexenio tiene un error de medida al utilizar la variable transferencia social como instrumento de la transformación social. El sistema británico ha proporcionado resultados evidentes y positivos y podría servir de guía en su mejora. Por tanto, puede que una buena calibración para el sexenio de transferencia sería precisamente la máxima lapidaria de Unamuno en su discusión con Ortega sobre la europeización de España: ¡Que inventen ellos!

 

8 mar 2019

Crisis financieras e inversión extranjera: un análisis de fusiones y adquisiciones

 Crisis financieras e inversión extranjera: un análisis de fusiones y adquisiciones (FUNCAS Blog)

La disminución de la inversión extranjera directa mundial (IED) tras la Gran Recesión ha preocupado enormemente a analistas y políticos. Tan solo en 2008, la inversión realizada en fusiones y adquisiciones (FyA) se redujo un 29% (UNCTAD, 2009). Para el caso de España, la disminución en el volumen de FyA fue incluso mayor. En este  contexto, analizar en profundidad la incidencia de las crisis financieras en las actividades de las empresas multinacionales (EMN) es especialmente relevante para España y el resto de las economías afectadas. La literatura ha identificado la caída de la demanda y la restricción de acceso al crédito como los principales mecanismos a través de los cuales una crisis financiera puede afectar a la IED. Sin embargo, los trabajos existentes son todavía escasos, sobre todo para el caso de España.

En este artículo cuantificamos el impacto que las crisis financieras en general, y la Gran Recesión en particular, han tenido sobre la inversión en FyAs a nivel mundial y en España.

El análisis empírico realizado pone de manifiesto cómo las crisis bancarias que han tenido lugar entre 1990 y 2011 han limitado las FyA por vía del acceso al crédito. En términos medios, una crisis bancaria tanto en origen como en destino puede implicar una caída en el número de proyectos y volumen de inversión de un 14% y 25% respectivamente. Luego, cuando la crisis solo afecta al país de origen la caída en ambos márgenes está en torno al 26% y 35%. Para el caso español hallamos una mayor sensibilidad a las crisis bancarias en origen. Nuestros resultados señalan que si un país sufre una crisis bancaría, a nivel mundial la caída esperada de los flujos de capitales debido a FyA hacía otro país puede estar en torno al 34%. En el caso de España el impacto es mayor, un país afectado por una crisis bancaria puede llegar a reducir su inversión en España hasta en un 66%.

«El acceso al crédito tiene un papel central a la hora de determinar las FyA. En este sentido, las restricciones al acceso al crédito como las sufridas durante la Gran Recesión pueden hundir el margen extensivo e intensivo de FyAs hasta en un 28% y 40% respectivamente».

Para el caso de la Gran Recesión, hallamos un impacto a nivel mundial ligeramente superior al calculado para todas las crisis sucedidas entre 1990 y 2011. Cuando tanto el país inversor como el receptor fueron afectados por la Gran Recesión, la vía de la restricción del crédito implicó una caída del 17% del margen extensivo y un 31% del margen intensivo, estando en 3 y 6 puntos porcentuales por encima de la media calculada para las crisis bancarias sucedidas entre 1990 y 2011. Luego, también hallamos que aquellos países que fueron afectados por la Gran Recesión redujeron su número de FyA en países no afectados por la crisis en un 28%, y su volumen de inversión en un 40%. Ambos efectos son respectivamente 2 y 5 puntos porcentuales mayores a los calculados para el periodo 1990-2011. Por otro lado, en el caso de España los resultados hallados para la Gran Recesión son idénticos a los hallados para el impacto medio de las crisis bancarias que han tenido lugar entre 1990 y 2011.

En suma, de este trabajo se desprenden tres conclusiones generales. En primer lugar, se describe el impacto heterogéneo que las crisis económicas han tenido sobre la IED en España. En segundo lugar, se confirma que el acceso al crédito tiene un papel central a la hora de determinar las FyA. En este sentido, las restricciones al acceso al crédito como las sufridas durante la Gran Recesión pueden hundir el margen extensivo e intensivo de FyAs hasta en un 28% y 40% respectivamente. En tercer lugar, en lo que se refiere a los flujos de inversión, para el caso de España el impacto de las crisis bancarias y la Gran Recesión han sido superiores a la media mundial. De este modo, el trabajo contribuye a entender mejor los mecanismos y efectos de las crisis financieras en el sector exterior de la economía española, y pone en relieve la necesidad de diseñar e impulsar políticas económicas destinadas a reducir los efectos adversos de las restricciones en el acceso al crédito en la economía.

Más información en el artículo “Crisis financieras e inversión extranjera: un análisis de fusiones y adquisiciones”, publicado en el número 158 de Papeles de Economía Española.