21 ago 2012

El movimiento de 'la economía del bien común

El movimiento de 'la economía del bien común'

JORDI PANIAGUA. 21/08/2012 "La medida estrella consiste en limitar los salarios a 20 veces el salario mínimo..." 
 
VALENCIA. El movimiento de la 'economía del bien común' propone cambiar el paradigma económico y social para construir un nuevo sistema de interrelación empresarial. Tiene su origen en el manifiesto que un grupo de economistas y teólogos austríacos firmaron en 2008 en defensa de una economía más humana y social. Proponen sustituir competitividad por cooperación, precio por aprecio y competir por compartir. Para determinar exactamente lo que es el bien común plantean un proceso asambleario por referéndum, al estilo 15-M.
Sus tesis se han mediatizado con la publicación del libro Die Gemeinwohl-Ökonomie, del profesor de la universidad de Viena Christian Felber. El autor visitó recientemente España para presentar la traducción al castellano y explicó que "la economía del bien común es un sistema económico alternativo completo". El pasado mes de febrero, Felber impartió un conferencia en Alcoi. Parece ser que el vecino ayuntamiento de Muro se ha adherido a sus nuevas propuestas junto a 753 empresas de 15 países, tres bancos europeos, 139 organizaciones, 2.273 particulares además de 53 políticos, de entre los cuales destacan cuatro representante valencianos. Puede que en breve se añadan a sus estadísticas otros diputados, pero de la bancada opuesta.
Las medidas que está tomando el Gobierno, aquello que no les gusta hacer, tienen bastante en común con las propuestas para cambiar de arriba abajo el sistema económico del movimiento de la economía del bien común. Éstas incluyen un complejo sistema para que las empresas y personas midan su éxito por la aportación al bien común en vez de por los beneficios financieros. La medida estrella consiste en limitar los salarios a 20 veces el salario mínimo. En España significaría que los directivos no pudieran ganar más de 12.800 euros al mes, en línea con la propuesta del autoproclamado ministro liberal de Economía, Luis de Guindos.
Cabe preguntarse si aplicarán también las otras medidas propuestas por Felber, como prohibir los dividendos, las OPA, la inversión financiera y las donaciones de partidos políticos, así como limitar la renta a diez millones de euros y las herencias a 500.000 euros.

1 comentario

Jose escribió
22/08/2012 20:18 Moltes gràcies per aquesta informació tan interessant.

 

6 ago 2012

La quita o por qué el BCE no compra bonos españoles

La quita o por qué el BCE no compra bonos españoles

JORDI PANIAGUA (*). 06/08/2012

http://www.valenciaplaza.com/ver/59820/la-quita-o-por-que-el-bce-no-compra-bonos-espaoles.html

VALENCIA. A primera vista, la administración de una empresa y la gestión económica de un país parecen similares. Alimentadas por declaraciones del tipo "no gastar más de lo que ingresamos" parece haber calado en la sociedad el mensaje de la gestión empresarial de la economía. Incluso desde el gobierno se lanzan mensajes para administrar los asuntos públicos como un ama de casa. Es entendible, ya que ambos manejan un léxico común y se tratan asuntos relacionados con el dinero, contabilidad y empleo.

Sin embargo, economía y empresa no son sinónimos. La manera de pensar de un empresario o un ejecutivo es distinta a la de un economista. Los conceptos que se manejan, aunque parezcan similares son fundamentalmente distintos. Un empresario está acostumbrado a moverse en sistemas abiertos y su éxito depende de la estrategia que adopte frente a otros. En cambio un economista vive en un sistema cerrado y la bondad de las medidas depende en gran medida del marco general en el que se adopten.

Alguna de las reglas básicas de funcionamiento empresarial a pequeña escala fracasa cuando se extrapolan al nivel de un país o un espacio económico. Por ejemplo una empresa puede reaccionar reduciendo gastos ante una caída en los ingresos. Un economista sabe que a nivel nacional el gasto agregado es básicamente igual al ingreso agregado. Disminuir el gasto (ahorrar más) significa en gran medida ingresar menos.
Una de las consecuencias de este hecho es que la balanza de pagos de un país (la diferencia entre la venta y compras al exterior), que poco tiene que ver con la contabilidad empresarial, es cero. No quiere esto decir que no se puede incurrir en un déficit comercial exterior, pero éste siempre se verá compensado por otra cuenta como la de capital. Por ello, a diferencia de una empresa, el efecto para una economía de recibir un préstamo o efectuar una venta exterior es sustancialmente distinto.

Un economista, como Draghi que se doctoró de la mano de Solow, también es consciente de que la compra masiva de deuda pública por parte del BCE lleva necesariamente aparejado un déficit comercial exterior. El saldo positivo con el exterior que implicaría la venta de bonos del tesoro al BCE se vería compensado con un déficit comercial equivalente. La entrada masiva de capital vía bonos del tesoro aumentaría la inflación y con ello el déficit comercial manteniendo equilibrada la balanza de pagos. En todo caso, el BCE podría comprar bonos alemanes para reducir el diferencial con el bono español y de paso aumentar la inflación en Alemania para estimular su importación (que es nuestra exportación).

La canalización de la ayuda a través del fondo europeo de rescate tiene una contabilización diferente y un efecto en la economía distinto. Con un préstamo, no nos están comprando nada (bonos del tesoro), por lo que la balanza de pagos nacional no se ve afectada. El dinero volverá a salir de España dentro de algún tiempo, por lo que la inflación a medio plazo no se verá afectada. Nuestras empresas pueden seguir siendo razonablemente competitivas.

Si el gobierno se decanta por la compra de bonos no es por razones económicas. En estos momentos, no es razonable poner en liza las exportaciones a cambio de una liquidez que podría entrar por otras vías. Tampoco es probable teman aun más descrédito político que implicaría un rescata, ya que las condiciones no serán mucho más duras que las que ya se han autoimpuesto. No es comprensible que a estas alturas el gobierno confunda gestión empresarial con económica. Queda una razón tan evidente como oculta. Los bonos presentan una ventaja clara sobre el préstamo: Es mucho más sencillo retrasar o restructurar la deuda en bonos del tesoro que dejar de pagar un préstamo.
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(*) Jordi Paniagua, doctor en Economía e ingeniero de Telecomunicaciones, es profesor de la Universidad Católica de Valencia