22 feb 2011

Sobre econometría, series y otros cálculos ambiguos

http://www.valenciaplaza.com/ver/20366/Sobre-econometr%C3%ADa--series-y-otros-c%C3%A1lculos-ambiguos.html

JORDI PANIAGUA (*). 22/02/2011 "Ahora que la canciller alemana propone ligar el sueldo a la productividad habrá que desempolvar los viejos apuntes para calcular los salarios. Preguntas como ¿cuánto tengo que invertir en publicidad para aumentar las ventas? son cuestiones sobre las que la econometría tiene una respuesta más eficiente que la prueba y error..."

VALENCIA. Series hay de muchos tipos. El ciclista piensa en las tardes subiendo el puerto de l'Oronet cuatro o cinco veces seguidas. El telespectador recuerda las noches de entretenimiento frente a la tele. En el mejor de los casos series de la BBC como Fawlty Towers, Black Adder o Coupling. O norteamericanas como The Wire (Dostoievski en Baltimore), que debería ser de visión obligada para policías, sindicalistas, políticos, maestros y periodistas. El economista o el ingeniero (algo en común teníamos que tener) suele dibujar series de datos. Incluso hay algunas series económicas que nos sobresaltan cada mes o trimestre: el paro, el PIB, la inflación.

Más allá de la homonimia no existe una aparente conexión. Hasta la última temporada de Frasier que, como los buenos libros, deja un vacío existencial cuando se termina. Es entonces cuando Julia -interpretada por Felicity Huffman- publica un libro titulado "Aplicaciones de econometría para la vida corriente". La econometría ha sido tradicionalmente un campo cercado y de especialistas. Frasier nos propone aplicarla a la vida real y corriente. Las series se entrelazan.

La econometría es la medida (metría) de conceptos económicos. Lord Kelvin, que de medir sabía lo suyo, dijo "Medir es saber", para añadir "lo que no se puede medir no se puede mejorar". Peter Drucker amplió la idea señalando que lo no medible no es gestionable. Si queremos mejorar o gestionar mejor la economía, deberíamos empezar por medirla adecuadamente. Este concepto, subyacente en la gestión de la calidad, es fácilmente exportable a otros ámbitos.

A modo de ejemplo, el primer día de clase tras los exámenes de febrero, cuando los alumnos están aún atentos y expectantes, les propuse el siguiente ejercicio: averiguar cuál era el porcentaje de clases a las que tenían que asistir para poder aprobar la asignatura utilizando las notas y la asistencia del primer cuatrimestre como variables. Luego que no me digan que no les avisé si hacen más novillos de los necesarios.

Ahora que la canciller alemana propone ligar el sueldo a la productividad habrá que desempolvar los viejos apuntes de cuarto de carrera para calcular los salarios. La regla de tres es un poco escurridiza con la cada vez más compleja realidad económica. Preguntas como ¿cuánto tengo que invertir en publicidad para aumentar las ventas? son cuestiones sobre las que la econometría tiene una respuesta más eficiente que la prueba y error. ¿Cuántas casas construyo, cuál es la demanda y a qué precio? Parece que las regresiones que se plantearon hace unos años en el mercado inmobiliario tenían un coeficiente de determinación bastante, pero bastante bajo.

Sin embargo, la econometría no es un fin en sí mismo. Todo problema que se plantee necesita un sólido modelo que pueda ser contrastado. La econometría no nos ofrece una solución mágica para administrar un comercio, aprobar una asignatura o gobernar un país. Unos cálculos más rigurosos mejorarían nuestro conocimiento de la realidad, pero se necesita un buen producto, horas de estudio y una sólida gestión.

¿Qué sucede cuando falla el modelo y además no lo calculamos correctamente? Por ejemplo, queremos repartir porciones de una tarta entre unos invitados. Podemos establecer distintos modelos para repartir los trozos: en función del hambre de cada uno, su edad o simplemente a partes iguales. Si cada invitado decide el modo de repartir el pastel en función de lo que más le interese y no somos capaces de medir y predecir el número y tamaño de las porciones, puede que me quede corto (imaginemos que una persona tiene un hambre voraz y lo devora todo). En el pastel autonómico unas autonomías reciben financiación por habitantes, otras por densidad de población, otras por PIB, otras por insularidad. La econometría se hace más necesaria que nunca. ¿Y si aun así no se halla el modo de dividir el pastel? Entonces será cuestión de replantearnos el modelo. Como diría Frasier "Sus labios me decían ‘no', pero sus ojos me decían ´lee mis labios'".

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(*) Jordi Paniagua Soriano es profesor de Econometría de la Facultad de Estudios de la Empresa, UCV.

1 comentario

Javier P. Fuentes escribió
22/02/2011 10:08

Me da la impresión que el autor además de ser economista y dedicarse a la econometría también es ingeniero pero sería clarificador especificar porque tienen algo en común ¿sólo una cosa: "algo"? o ¿varias? Y además la frase de que "lo que no se puede medir no se puede mejorar" ya la dijo el filosofo griego Anaximandro.

9 feb 2011

La flexiseguridad, los daneses (las danesas), el paro, España y yo

http://www.valenciaplaza.com/ver/19790/La-flexiseguridad--los-daneses-las-danesas--el-paro--Espa%C3%B1a-y-yo.html

JORDI PANIAGUA SORIANO. 09/02/2011 "Hoy he ido a la cola del paro. He acudido a una oficina del INEM para unirme a ese ya tan poco selecto club de desempleados. Lo bueno de las largas colas y su subsecuente espera es que te da tiempo para reflexionar, para leer o simplemente para mantener la mente en blanco y no pensar en nada..."

VALENCIA. Hoy he ido a la cola del paro. He acudido a una oficina del INEM para unirme a ese ya tan poco selecto club de desempleados. Lo bueno de las largas colas y su subsecuente espera es que te da tiempo para reflexionar, para leer o simplemente para mantener la mente en blanco y no pensar en nada. En mi caso recordé el verano de mi juventud que pasé trabajando como voluntario en Dinamarca. Los daneses (y las danesas, no nos olvidemos de las danesas) son gente curiosa. Pocos pero tremendamente orgullosos y muy prácticos. Cuando les pregunto en facebook por la flexiseguridad que ellos inventaron y que tanto se comenta estos días, lo primero que me responden es que en España no funcionaría. Pues empezamos bien.

La flexiseguridad tiene dos vertientes: un mercado de trabajo flexible, en el que se puede contratar y despedir casi libremente; y seguro, con altas probabilidades de encontrar empleo. Todo ello ligado a unas políticas de empleo activas, con derechos y obligaciones por ambas partes y una generosa prestación por desempleo, pero limitada.

Parece que flexibilidad y seguridad estén desconectadas. Sin embargo, para conseguir un mercado de trabajo seguro necesitamos que sea flexible: sólo la ausencia de barreras de salida hace que no existan barreras de entrada.

Pero la flexibilidad no se acaba en el despido. Todos somos flexibles, aún sin ser conscientes. El que no sea flexible en su profesión acabará siéndolo en su lugar de trabajo, o en su sueldo. El que se muestre inflexible en su salario, acabará por mudarse. Y el que no quiera mudarse, será terriblemente flexible en su salario y/o en su trabajo. A través de la flexibilidad se vuelve seguro el mercado de trabajo: el trabajador flexible tiene más opciones de trabajar.

¿Cómo se gestionaría? Nadie ha nacido siendo camionero o escayolista. Si por cualquier circunstancia existe una baja demanda de escayolistas y alta de camioneros, el INEM subvencionaría el carnet C1 a los escayolistas. ¿Qué sucede si el desempleado se muestra inflexible y rechaza el curso o una oferta de trabajo en otra ciudad? Muy sencillo, acepta la flexibilidad salarial: pierde la prestación y se convierte en un desempleado voluntario.

Existe un tercer factor a tener en cuenta: la empresa. Nuestro escayolista ahora tiene en su poder el carnet C1 y puede conducir un camión. Ahora sólo queda que una empresa quiera o pueda contratarle. El INEM podría, en vez de pagarle la prestación directamente al escayolista-camionero, abonar la prestación a una empresa de transportes que quiera contratarle.

Es esta empresa quien luego pagaría al trabajador. Al estado le cuesta lo mismo, pero el camionero reconvertido trabaja y la empresa contrata a un trabajador más sin apenas coste. La empresa puede contratar a jóvenes asumiendo el respectivo coste de formación, o a trabajadores curtidos sin demasiados costes. Este sistema tiene la dificultad añadida del control efectivo de las prestaciones. Existe también el riesgo de fraude con despidos ficticios y re-ontrataciones para ahorrarse los salarios. Ello obligaría a la reconversión del INEM hacia un verdadero sistema de gestión y seguimiento de empleo y no de desempleo. ¿Funcionaría este sistema en España?

En éstas estaba, cuando me tocó el turno, entregué la correspondiente documentación y me avisaron de la fecha de renovación. ¿Y hasta entonces? Muy sencillo: nada. Habrá que ir practicando la flexibilidad lingüística danesa, o en su defecto, germánica: Grüss Gott Frau Merkel.

8 comentarios

Natalia Villora escribió
29/03/2011 07:30

flexibles y reflexibles.... si lo pensáramos 3 minutos tienes más razón que un santo! como reza el dicho. Reflexión, también, a quien corresponda, porque este problema abre una enorme brecha social, Enhorabuena, este es un genial reencuentro

apsabater escribió
21/02/2011 16:11

Muy bueno Jordi. Tu mejor articulo! El trasfondo es la cuestión que se plantea: un danés opina sobre un español... cuando el problema es cultural y estructural, es un problema bien gordo. Como ya sabes el radical de mi padre dijo algo relacionado: en Alemania no hay crisis porque los alemanes trabajan y en España, los españoles roban. Una enorme exageración, pero con cierto trasfondo real. Somos latinos amigo. ¿No estaremos acaso pagando tantas charlas de café donde muchos hablaban de pelotazos a diario? Pues este es buena parte de nuestro tejido empresarial. Antes encontraremos nuevos pelotazos entre café y café antes que volvernos"flexibles". Enhorabuena!

Carlos González Triviño escribió
17/02/2011 19:06

Efectivamente Dinamarca es un país admirable en muchos sentidos. Por ejemplo la gestión local danesa ha sido objeto de una reciente publicación por el servicio de estudios de la Diputación de Barcelona. Las políticas activas en España podría decirse que son un desastre, pero más propiamente es que no existen. Y el sentido ibérico de la seguridad es un prejuicio cultural que cada vez va a producir más inflexibilidad y más paro. Desde luego refrescar el alemán siempre es una buena idea.

Emb escribió
17/02/2011 16:29

Mejor explicado, imposible. Ahora solo falta un político de peso, estadista y con altura de miras que lo proponga, lo luche, y se entregue. Eso, o que nos vayamos a vivir a Dinamarca... Casi que lo segundo, que, al menos, no suena a relato de A. C. Clarke.

Pablo Mª. escribió
11/02/2011 05:52

Realmente parece complicado creer que algo así ocurriera en España. Sin embargo, cierto es que hace tan solo unos años, el autor habría visto bloqueado su correo con acusaciones de "neocom", "fascista", y demás lindezas. La conclusión es muy sencilla: ¿Funciona bien allí? Pues ya sabemos... "cuando veas las barbas de tu vecino afeitar..."

Teresa escribió
10/02/2011 18:39

Enhorabuena por el artículo Jordi. El humor aporta mucha flexibilidad,..... y acaban de abrir una bolsa de trabajo para trabajar como profesor en la UPV.

castellana escribió
09/02/2011 21:01

Comparto la idea de los daneses ( y danesas) este sistema no funcionaría en España. Si algún día triunfase esa propuesta yo lo tengo claro , monto la empresa de transportes. En España ya podemos intuir lo que pasaría, sólo tenemos que prestar atención al maravilloso mundo de los becarios.

09/02/2011 20:52

Buenas noches: hace pocos dias mi hija comenzó a conocer las "delicias" del paro de entregar sus papeles y todo lo que conlleva dicha situación. Sin embargo ya está intentado ponerse en marcha sin esperar que el "papá" estado le pague un paro mensual.la "flexiibilidad" de la que habla este artículo deberia ser una norma en todos aquellos que por un motivo u otro pasamos a estar en esa situación cuando menos traumatica.hablo por experiencia no es bueno para nadie lo que está ocurriendo. Este artículo es bueno y si además quien lo escribe está teniendo esta "experiencia" para nada religiosa mas valor tiene. Un saludo Alejandro Pillado Marbella 2011