28 jul 2011

¿Qué fue de Valencian Community Investments?

¿Qué fue de
Valencian Community Investments?

JORDI PANIAGUA SORIANO (*). 28/07/2011 "El re-renovado Consell cuenta con instrumentos para relanzar la inversión extranjera junto al comercio internacional, que son los factores comunes de la recuperación. Otra cuestión distinta es si cuenta además con la determinación y el presupuesto necesario..."

http://www.valenciaplaza.com/ver/30251/-Qu%C3%A9-fue-de---Valencian-Community-Investments-.html

VALENCIA. La inversión extranjera ha sido la hermana pobre de la internacionalización. Es lógico que los gobiernos presten más atención a la exportación y a la implantación de empresas locales en el exterior. La competencia de fuera generalmente asusta Es inevitable que la empresa extranjera compita por mercado con la local. Pero también buscarán socios y proveedores locales, aumentando la competitividad de las compañías valencianas, con más posibilidades de buscar negocios en el extranjero. Tampoco son desdeñables los puestos de trabajo que la inversión extranjera crea en Valencia.

Para fomentar la inversión extranjera, el Gobierno de España y la Generalitat crearon organismos dedicados exclusivamente a este fin. Desde finales del 2004 hasta principios del 2011, la Comunitat Valenciana contó con un organismo propio para atraer inversiones: Valencian Community Investments. Fruto de la espartiflación (o la mal llamada crisis) y de la obsesión por el déficit, en julio de 2010 el Consell decidió amortizarlo, con una anunciada fusión con el IVEX. La mencionada fusión nunca se produjo y VCI se liquidó con un ERE.

Transcurrido un año, tenemos la perspectiva necesaria para observar si la desaparición de VCI se ha traducido en una mejora para la economía valenciana. O al menos para las arcas y presupuesto de la Generalitat, descontados finiquitos y subsidios de desempleo.

Los datos coyunturales de la inversión extranjera en Valencia, con una caída del 19% en el último trimestre y relegados al puesto duodécimo, son difícilmente atribuibles a la existencia o no de un organismo concreto. Pero su gestión, más allá de consideraciones políticas, se puede traducir en cifras que miden su impacto en nuestra economía.

Las funciones de VCI eran asesorar a las multinacionales en su inversión y promocionar la Comunitat como destino para la inversión extranjera. En los seis años de vida de VCI, un total de 211 empresas foráneas invirtieron en la Comunitat, generando una inversión de más de 21.000 millones de euros y 35.000 puestos de trabajo. Durante el mismo periodo, 191 empresas contactaron con VCI para interesarse por nuestra región, con una inversión estimada de 12.000 millones de euros y 12.000 puestos de trabajo.

En cuanto a la promoción, VCI estuvo presente en 219 actos de promoción y proyección de la Comunitat a nivel nacional e internacional. Su página web, ahora extinta, con más de 30.000 visitas mensuales era una ventana de conocimiento sobre la inversión extranjera en Valencia. Recogía información relevante para el inversor y contaba con un sistema de inversión on-line, facilitando también la búsqueda de proveedores locales. Contaba con más de 2.000 usuarios registrados, que recibían puntualmente noticias, oportunidades y tendencias de la inversión extranjera.

El conocimiento es una de las claves de la economía internacional, ya surgen tantas fórmulas y combinaciones de comercio e inversión internacional como empresas. La internacionalización de las empresas valencianas no solo se puede realizar exclusivamente hacia fuera, también hacia dentro, ya que comercio e inversión están íntimamente interrelacionados. Un entorno con competencia internacional favorece la exportación de bienes de las empresas locales.

No se trata solo de la implantación de multinacionales, también de pymes extranjeras, que como las nuestras, sufren claustrofobia en su mercado local. Asimismo las corporaciones valencianas, buscan socios extranjeros para sobrevivir aquí y expandirse fuera.

Aunque el sprint empresarial supera el lento paso de la Administración, el re-renovado Consell cuenta con instrumentos para relanzar la inversión extranjera junto al comercio internacional, que son los factores comunes de la recuperación. Otra cuestión distinta es si cuenta además con la determinación y el presupuesto necesario.
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Jordi Paniagua Soriano es ingeniero de telecomunicaciones y economista, profesor de la UCV.

4 comentarios

Indignadísimo escribió
01/08/2011 13:49

Igualmente desconocido Alejandro: Me impresiona que no recuerde que en pura ciencia lógico-jurídica no es posible demostrar lo que ”no” se ha hecho, sino únicamente lo que se ha hecho. La "probatio diabolica" o inquisitorial de los clásicos. La carga de la prueba corresponde a quien ha de probar la existencia de algo, en este caso la captación de inversiones extranjeras gracias a la actividad de VCI. Todos sabemos que una de las asignaturas pendientes de las administraciones españolas es el control de la eficacia de sus medidas e inversiones, pero en todo caso le ayudarán a formar una opinión los siguientes datos: Respecto a los que se ha hecho, pese al ligero control, últimamente sólo formal, que realiza la Sindicatura de cuentas, le recomiendo que lea sus informes de fiscalización. http://www.sindicom.gva.es/web/wdweb.nsf/menu/informes y, en todo caso, las cuentas anuales, que dada su escasísimo volumen de negocio son fáciles . En cuanto al contenido de la desaparecida web de VCI, afortunadamente contamos con la posibilidad de recuperarla : http://wayback.archive.org/web/ Insisto en que la «carga de la prueba» corresponde a quien ha de probar la captación de inversiones extranjeras gracias a la actividad de VCI. He de confesar que me sorprendería que la Sociedad Anónima pudiera probar su eficacia ahora que ha desaparecido, y que no lo pudiera hacer cuando su propia existencia estaba en discusión, pero le aseguro que si ello fuera posible, no dudaría en rectificar mi comentario, que no mi experiencias o las de profesionales de mi entorno, que son las que he descrito.

Alejandro escribió
30/07/2011 11:49

INDIGNADISIMO, su comentario es un brillante ejercicio de demagogia en la sombra. Dé la cara y aporte datos como el Sr. Paniagua.

Indignadísimo escribió
29/07/2011 12:47

Comprendo que el Sr. Paniagua defienda al chiringuito que le ha dado de comer tantos años, pero no me gusta que describa una realidad que solo existe en su intención hagiográfica. VCI, que era una sociedad pública, fue creada exclusivamente para pagar los favores que el Sr. Zaplana le debía a su director el Sr. Antonio Lis. Se la desgajó del IVEX, y nunca se coordinó con nadie. Nunca se seleccionó a su personal conforme a los criterios de igualdad, mérito y capacidad, y por ello los perfiles personales y profesionales eran “peculiares”. La falta de conocimiento y dedicación de sus directivos y la mayoría de su personal durante toda su (demasiado larga) existencia fue el “hazme-llorar” de las Administraciones y las organizaciones empresariales. De hecho era la única Administración que concitaba unanimidad en todos los que la trataban: nadie sabía a qué se dedicaba, salvo a gastar en imagen y publicidad. Recuerdo incluso cuando publicitaron en su patética e inexacta web la apertura de un Mc Donalds como gran éxito. Su desaparición es una decisión acertada, aunque tardía, del Gobierno valenciano. Ahora falta que se exijan responsabilidades por el mal uso de los fondos públicos, y la incompetencia profesional.

Alejandro escribió
28/07/2011 09:29

Muy bueno! Hasta que el consumo interno mejore, el empleo lo generarán los emprendedores locales y la inversión extranjera. A mi, como inversor extranjero que fui, me hubiera gustado encontrarme con las herramientas que tenían los clientes de VCI

5 jul 2011

Grandes, medianos y pequeños eventos

Grandes, medianos y pequeños eventos

JORDI PANIAGUA SORIANO (*). 05/07/2011 "Como en la Galia de Asterix, hay una pequeña inversión irreductible que incluso ha puesto de acuerdo a gobierno y oposición locales: los grandes eventos. Se ha generado un amplio consenso: los grandes eventos han de ser rentables..."

http://www.valenciaplaza.com/ver/29017/Grandes--medianos-y-peque%C3%B1os-eventos.html

VALENCIA. "Si no somos dueños de la frescura del aire, ni del reflejo del agua, ¿cómo podréis comprarlos?", se preguntaba extrañado el Jefe Seattle ante la petición de compra de sus tierras por parte del Gran Jefe Blanco de Washington. Hoy traduciríamos sus palabras asegurando que no todas las inversiones públicas son necesariamente rentables. Con la cultura, el deporte popular, incluso con la sanidad, no se obtienen beneficios directos, pero elegimos llevarlas a cabo a pesar de ello. Es el criterio de la rentabilidad el que califica la inversión pública y la hace merecedora o no de discusión y batalla política.

Como en la Galia de Asterix, hay una pequeña inversión irreductible que incluso ha puesto de acuerdo a gobierno y oposición locales: los grandes eventos. Se ha generado un amplio consenso: los grandes eventos han de ser rentables. La discusión estriba, dejando de lado gustos personales, en si son rentables o no. Tanto promotores como detractores se esfuerzan en demostrar que se recupera la inversión en un caso y que se despilfarra en otro.

La oposición argumenta, atendiendo a un criterio de caja (cuesta tanto y vendo tantas entradas), que no salen las cuentas. El Consell aduce que estos acontecimientos generan un impacto económico que supera con creces la inversión realizada. Sin embargo, ambos razonamientos son en esencia el mismo, en uno se busca la rentabilidad a corto plazo y en el otro a largo plazo.

Quedan por tanto fuera los argumentos culturales, ya que por el camino de la estricta rentabilidad tampoco deberían celebrarse, atendiendo a las cuotas provinciales, las Fallas ni las hogueras de San Juan, ni la Magdalena. Tampoco los museos, exposiciones o conciertos de ópera. Tampoco se alude al interés general, ya que los coches, los caballos y el tenis no son fútbol, donde curiosamente sí se ponen todos de acuerdo. Queda patente en su discrepancia que ambas bancadas también se ponen de acuerdo en la naturaleza de estos eventos. No se busca transmitir unos valores o unas emociones (ni cultura ni deporte), son una inversión. Más o menos rentable, pero una inversión.

Merece, ya que en algo se ponen de acuerdo los políticos, que analicemos estos eventos bajo el prisma inversor: un sacrificio presente para obtener unas ganancias futuras. El dinero de los contribuyentes se destina a organizar eventos con un horizonte de recuperación de lo invertido. Parte a corto plazo con la venta de entradas, y parte a largo, mediante un aumento de la recaudación por impuestos, propiciado por el aumento en la actividad económica que generan. Si la rentabilidad obtenida es mayor a la de un depósito bancario, todos contentos. Un criterio claro y relativamente sencillo de calcular. Sin embargo, surgen contradicciones al aplicar la misma regla a otras inversiones menos mediáticas.

Todos se apuntaron al plan-E y al plan Confianza sin calcular las repercusiones económicas de tener las aceras más lustrosas de Europa o construir polideportivos y piscinas que difícilmente se mantienen solos. Y ahora todos de vuelta hacia la austeridad, sin prever el efecto sobre la mermada demanda interna. Los administradores y fiscalizadores de nuestro dinero podrían aplicar el mismo rigor que emplean en los grandes eventos también en los medianos y pequeños. La alternativa, ya la veía venir el Jefe Seattle: "Nosotros meditaremos vuestra oferta de comprar nuestra tierra, pues sabemos que si no aceptamos vendrá seguramente el hombre blanco con armas y nos expulsará".
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(*) Jordi Paniagua es profesor de Econometría en la Universidad Católica de Valencia

22 jun 2011

La inversión extranjera nos mira de reojo

La inversión extranjera nos mira de reojo

http://www.valenciaplaza.com/ver/28324/La-inversi%C3%B3n-extranjera-nos-mira-de-reojo.html
JORDI PANIAGUA SORIANO.
22/06/2011 "La inversión extranjera en Valencia ha descendido un 19%. Los 14 millones recibidos en este periodo nos dejan en 12º lugar y lejos de los 309 millones invertidos en Cataluña, 118 en Galicia o 97 en Castilla León..."

VALENCIA. El Ministerio de Industria acaba de publicar los datos coyunturales sobre la inversión extranjera en el primer trimestre del 2011, cuyo volumen asciende a 6.800 millones de euros, un 183% más que en el primer trimestre del 2010. Sin embargo, la mayor parte de esta inversión se centra en Madrid, en una única operación en el sector de la telefonía móvil. Tras descontar esta operación por el "efecto sede", la inversión ha aumentado un 17% con respecto al primer trimestre del 2010. Aunque estos datos representan un oasis en marasmo de cifras económicas, no podemos esperar una recuperación económica exógena. La inversión extranjera ayudará sin duda a la recuperación, pero su volumen dependerá de las condiciones internas de nuestra economía.

La Comunitat Valenciana, junto a Andalucía, Aragón, La Rioja y Asturias, se queda fuera de este incremento generalizado. La inversión en Valencia ha descendido en un 19%. Los 14 millones de euros recibidos en este periodo nos dejan en 12º lugar y lejos de los 309 millones invertidos en Cataluña, 118 en Galicia o 97 en Castilla León.

Sin embargo, la novedad es la publicación por primera vez de nuevas medidas acerca de la inversión extranjera en España. Hasta ahora, el empleo generado y los resultados económicos de las empresas extranjeras en España se encontraban soterrados en algún oscuro lugar del ministerio. Es una buena noticia para los economistas presentes en las XII Jornadas de Economía Internacional, celebradas hace una semana.

Sin pena ni gloria mediática, durante tres días Castellón ha sido el epicentro del análisis de la inversión y comercio internacional. Nuevos datos frescos servirán para afianzar la comprensión de estos fenómenos económicos. Sin embrago, su contenido no representa tan buena noticia para la economía española.

En tres años, desde 2007 a 2009, las multinacionales presentes en España, han reducido sus resultados en 5.900 millones de euros y su cifra de negocios en 59.000 millones, un 16%. En tan solo un año, 2009, se ha destruido un 10% del empleo, aproximadamente 138.000 a nivel estatal. Esta reducción en el empleo de las multinacionales ha sido especialmente acentuada en Cantabria, Murcia y Extremadura, donde se han destruido un 28%, 31% y 39% respectivamente. Aunque a nivel absoluto son Cataluña, con 36.000 empleos menos y Madrid, con 29.000, donde más puestos de trabajo se han eliminado.

Valencia ocupa un nada meritorio tercer puesto con 17.000 parados más, con una reducción del 20%. Aun así, la inversión extranjera emplea a 83.500 personas en la Comunitat. Podríamos pensar que tampoco es un dato relevante, ya que estos trabajadores representan menos de un 5% total y 4% de los desempleados, con una tasa de desempleo ligeramente menor a la general en el mismo periodo, un 23%. Sin embargo, las empresas que se internacionalizan son más productivas y los puestos que crean añaden más valor a la economía de acogida. Por ahora, la mayor reducción se ha dado en recursos humanos y en actividades administrativas de oficina. En un primer aviso, las empresas extranjeras se han quedado en los huesos, pero reteniendo de momento puestos de más cualificación, como ingenieros u operarios.

Ambos datos de inversión y empleo, como síntoma de la apatía económica general, confirman que la inversión extranjera languidece en Valencia. Es un tren que no podemos perder. No solo por lo que representan las multinacionales en volumen de inversión y empleo. El riesgo no es tanto la reducción de la inversión o puestos de trabajo existente, como dejar de atraer inversión nueva y perder oportunidades de proyectos novedosos que inyecten vitalidad y nuevas ideas. A falta de otras iniciativas, esperemos que la anunciada inversión de Ford en Almussafes sirva como revulsivo y tenga un efecto llamada sobre otras empresas foráneas.
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(*) Jordi Paniagua Soriano es profesor de Ecometría en la Universidad Católica de Valencia

1 comentario

Alejandro escribió
22/06/2011 11:13

.... Esperemos! Por que, en mi opinión, el empleo lo crearán los jóvenes emprendedores y la inversión extranjera.

13 jun 2011

Una delgada línea entre la universidad, la empresa y la Administración

http://www.valenciaplaza.com/ver/27366/-Una-delgada-l%C3%ADnea-entre-la-universidad--la-empresa-y-la-Administraci%C3%B3n.html

Una delgada línea entre la universidad, la empresa y la Administración

JORDI PANIAGUA (*). 08/06/2011 "En algún departamento de los 1.003 centros de las 75 universidades españolas han conseguido ya el ansiado anhelo de quedarse sin alumnos. Demos la bienvenida a la nueva burbuja, tras la inmobiliaria y la futbolística..."

VALENCIA. He estado vinculado de diversas formas, como estudiante, investigador y profesor, a cuatro universidades españolas y una alemana. Lo expreso porque voy a hablar de la universidad y las críticas a la universidad provenientes de ámbito no universitario generalmente no se aceptan. También he trabajado para tres empresas privadas y una pública. Lo digo porque normalmente las opiniones de la comunidad universitaria sobre sí misma se suelen desconocer o despreciar por parte de la empresa y de la Administración.

Con estas premisas, se deduce que la universidad, empresa y Administración no se entienden. Para el recuerdo quedan frustradas conselleries (aquí y más al norte) que fusionaban la enseñanza superior y la empresa. Mientras que los empresarios trabajan con sofisticados instrumentos financieros: swaps, líneas de crédito, descuentos, la universidad está en la economía del trueque: patentes, citas y artículos. La Administración vive en la economía del sufragio con presupuestos, votos y escaños. La palabra resultados tiene para cada uno significados totalmente distintos. Es difícil, pero no imposible, entenderse cuando dos personas hablan un idioma distinto.

El profesorado tampoco obtiene los resultados esperados, ya que se le mide por méritos en la investigación y no por el resultado académico y laboral de sus estudiantes. Por lo tanto, el empresario no vislumbra los resultados inmediatos de su inversión en materia gris y paga menos para compensar el coste de aprendizaje. Como consecuencia, el Gobierno no obtiene el resultado social esperado: sufraga unos costes que no se traducen en mejores sueldos y mayor recaudación.

La incomprensión mutua entre empresa-universidad-administración, sin dejar de ser relevante, no es más que un síntoma de otros problemas estructurales. Como estudiante, tuve a veces la impresión de ser una molestia. Me imaginaba a muchos profesores pensando "qué maravillosa sería la universidad sin los alumnos", como si el estudiante sobrara. En algún departamento de los 1.003 centros de las 75 universidades españolas han conseguido ya el ansiado anhelo de quedarse sin alumnos. Demos la bienvenida a la nueva burbuja, tras la inmobiliaria y la futbolística.

Por otra parte, como empleado tenía la sensación de ser un lastre durante los primeros días de trabajo. Me imaginaba al jefe pensado "muchos títulos, pero de la vida real ni idea". Es queja común entre los empresarios que los universitarios desconocen totalmente el funcionamiento de la empresa y que les han de volver a enseñar todo para poder realizar su labor. En este caso, se olvida el empleador del principal aporte de la universidad a la sociedad: enseñar a aprender. Salvando algunas excepciones, como Ford, sería inviable que cada empresa tuviera un centro educativo asociado. Más allá de los conocimientos específicos, el graduado demuestra con su título una capacidad de asimilación de cantidad conceptos complejos en un tiempo limitado. Lo que le predispone a poder desempeñar cualquier tarea con un mínimo de aprendizaje específico.
El alumno no sólo se encuentra desplazado en la atención docente y en la inmersión laboral, también está alejado como contribuyente. Como nada es gratis, la formación en la universidad pública la pagamos entre todos, como un bien común. Esta inversión social se ve amenazada por el déficit de los gobiernos y la sobredimensión del sistema universitario (o subdimensión del sistema laboral).

También por una eternización de los estudios, debido a planes de estudios desfasados, bajas perspectivas laborales y las nulas consecuencias económicas, positivas o negativas, del rendimiento académico. No es de extrañar la incomprensión de la administración, que además "paga i no mana".
El graduado es el nexo de unión entre la universidad, la empresa y la Administración. Aunque no se lleguen a entender nunca del todo, deberían buscar un equilibrio que evitase que el antiguo estudiante y futuro empleado-contribuyente se desplace al exilio exterior, al extranjero, o al interior, la sobrecualificación.

Mientras el alumno no sea el vínculo de unión, el desencuentro entre el mundo laboral, el universitario y el administrativo irá en aumento. Recuperar la centralidad en torno al estudiante significa no solo preocuparse por su desarrollo académico, sino dotarle de habilidades y responsabilidades que le faciliten el acceso al mundo laboral. No solo de las competencias que suelen citarse como el inglés o el trabajo en grupo, también de un compromiso académico, responsabilidad financiera y autonomía laboral.
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(*) Jordi Paniagua Soriano es profesor de Econometría de la UCV

Ilustración: Carlos Sánchez Aranda.

31 may 2011

Adiós a la verdad

http://www.valenciaplaza.com/ver/26366/Adi%C3%B3s-a-la-verdad.html

Adiós a la verdad

JORDI PANIAGUA SORIANO (*). 31/05/2011 "El final de la economía, al menos como la entendemos hasta ahora, significaría el destierro de una única interpretación del comportamiento económico de la sociedad. Igual que la física abjuró de sus principios deterministas, la economía no está sujeta a leyes inmutables..."

VALENCIA. ¿Ha muerto la economía? Perelman anunciaba hace 15 años "el final de la economía" con bancarrotas generalizadas a causa del incremento de los costes fijos en la industria, que harían que las empresas igualaran sus precios al coste marginal, en lo que vino a llamar "competición desenfrenada".

Aseguraba que "la economía no es una ciencia, sino una ideología diseñada para defender prácticas existentes". Heidegger también anunció hace más tiempo el final de la filosofía y recientemente, Vattimo ha defendido el final de la verdad en su último libro "Adiós a la verdad".

Utilizando argumentos distintos, coinciden en el final de un camino. Sin embargo, mientras Perelman pronostica la llegada de un nuevo sistema, Vattimo defiende que la ausencia de una verdad absoluta es la propia esencia de la democracia. Proclama que la verdad ha dejado de tener sentido en la sociedad actual. Ya no son necesarios los sabios de la caverna de Platón para guiarnos, incluso contra nuestra voluntad.

Acercando ambas posturas, el final de la economía, al menos como la entendemos hasta ahora, significaría el destierro de una única interpretación del comportamiento económico de la sociedad. Igual que la física abjuró de sus principios deterministas, la economía no está sujeta a leyes inmutables. Se olvida con frecuencia que la persona está el centro de la economía. De ahí se desprenden las empresas, los balances y complejos instrumentos financieros. Sin nadie en la tierra, la manzana seguirá cayendo, pero nadie podrá verla y menos aún vender o comprar. La situación económica es el reflejo de las personas, de sus estados de ánimo, frustraciones e incertidumbres pero también de su ilusión, esfuerzo y constancia.

Estamos por tanto ante una economía más personalista, una economía débil, en la que la ausencia de certezas provoca desasosiego. Una economía adolescente que acaba de abandonar la infancia y que busca nuevas perspectivas, con sus miedos e ilusiones. Es lo que tiene hacerse mayor, las seguridades se esfuman y el futuro es sinónimo de incertidumbre, por mucha indignación que provoque el presente.

Por ejemplo, la realidad del mercado se ve cuestionada por la emergencia de países como China que juegan con las cartas marcadas. Con una dualidad que le permite comerciar con el exterior libremente pero sin una libertad interior. Condiciones laborales, salariales, medioambientales que se dan por hecho en Europa no encuentran su espacio en los nuevos países productores. Productos que hacen bajar el precio de sus competidores, produciendo el mismo efecto predicho por Perelman, pero por diferentes causas.

El comportamiento de las personas se ha sofisticado a lo largo del tiempo, pero esencialmente seguimos comprando y vendiendo. Por ello no podemos olvidarnos de todo lo aprendido hasta ahora, con refinados modelos, leyes y predicciones. Pero no acertaremos a comprender, y menos a mejorar las perspectivas económicas, sin tener en cuenta su dimensión humana. La economía sigue viva, pero débil.
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(*) Jordi Paniagua, profesor de Econometría de la UCV

Ilustración: Carlos Sánchez Aranda

1 comentario

Alejandro escribió
31/05/2011 17:07

Me gusta mucho la metáfora pero los adolescentes tienen a sus padres y a otras personas mayores... De quien aprenderá La Economía?

26 may 2011

Meteorología y Política

http://www.valenciaplaza.com/ver/26671/Meteorolog%C3%ADa-y-Pol%C3%ADtica.html

Meteorología y Política

JORDI PANIAGUA SORIANO (*). 26/05/2011 "Al igual que no esperamos que el hombre del tiempo nos facilite la previsión a un año vista o que solucione el efecto invernadero, no podemos pretender lo mismo del político. Pero sí una gestión eficaz del presente y una visión para afrontar el futuro..."

VALENCIA. En los días posteriores a las elecciones, los meteorólogos políticos cambian las nubes y soles del mapa del tiempo por gaviotas y rosas. En meteorología se distingue entre la previsión del tiempo y la del clima. El clima son las condiciones meteorológicas a largo plazo y el tiempo a corto plazo. El cambio climático no implica que vaya a llover mañana, pero sí que identifica un cambio de tendencia, con sus consecuencias en el presente del futuro.

Con una serie de variables como la temperatura, la presión atmosférica y la velocidad del viento, pueden determinar con bastante exactitud el tiempo (l'oratge) a corto plazo para un lugar en concreto. La información más relevante para la predicción del oratge de mañana es el tiempo de hoy. Si hoy hace sol, es muy probable que mañana también luzca.

En economía existen conceptos similares, como las llamadas 'series autoregresivas', cuyo comportamiento futuro depende en gran parte de su evolución pasada. La cotización de la bolsa a corto plazo puede verse influida por el resultado inmediatamente anterior y por otros condicionantes exógenos y aleatorios. A partir de esta información, se establecen las predicciones económicas futuras.

De igual modo, las previsiones a corto plazo de las encuestas políticas son cada vez más ajustadas. Influyen diversas variables judiciales, económicas y movimientos sociales, junto con la gestión propia y ajena durante la legislatura. Pero uno de los factores decisivos es quién ganó las elecciones anteriores. Por esta inercia, el tiempo de la política valenciana es parecido al de hace cuatro años: altas presiones en la calle Quart y bajas en Blanquerías.

La política meteorológica también distingue entre tiempo y su clima. A medio plazo se intuye un cambio de presión en la atmósfera política nacional. Una variación del clima español que podría afectar a nuestro oratge político. El previsible anticiclón de Madrid puede interiorizarse en borrasca al llegar a Valencia. Por una parte, ya no se podrá culpar a la Moncloa de la gota fría en Valencia. Por otra, habrá que analizar si la serie de presidentes de la Generalitat reconvertidos a ministros es autoregresiva. También podría serlo la sucesión candidatos a la oposición o, mejor, a la descomposición.

Sin embargo, no es el tiempo de hoy o el de mañana el que más preocupaciones crea, sobre todo desde la invención del paraguas o el aire acondicionado. Inquietan las condiciones a largo plazo, y sus expectativas. La espartiflación (Estancamiento+paro+tipos altos+inflación), nuestro particular agujero de ozono, puede producir un sobrecalentamiento económico con ramificaciones políticas y sociales imprevisibles.

Al igual que no esperamos que el hombre del tiempo nos facilite la previsión a un año vista o que solucione el efecto invernadero, no podemos pretender lo mismo del político. Pero sí una gestión eficaz del presente y una visión para afrontar el futuro. Para frenar el cambio climático los meteorólogos se han dotado de un organismo que asesora e investiga, el IPPC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático) y otro que actúa, el Protocolo de Kioto.

Nuestros recién elegidos representantes, sin olvidarse de resolver los problemas concretos del presente, podrían poner en marcha iniciativas similares para el futuro: El PICP, Panel Intergubernamental Contra el Paro o el Protocolo de Valencia, para aportar ideas claras y medidas concretas para frenar el desempleo y reactivar la actividad económica. Aunque haga sol hoy, no olviden el paraguas.
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(*) Jordi Paniagua Soriano es profesor de Econometría de la UCV

10 may 2011

La bolsacracia: El Geist del mercado

http://www.valenciaplaza.com/ver/25433/La-bolsacracia-El-Geist-del-mercado.html

La bolsacracia: El Geist del mercado

JORDI PANIAGUA (*) . 10/05/2011 "Ya que no podemos vencer al mercado, unámonos a él: saquemos el Estado a bolsa. Expongamos la gestión de los gobiernos plenamente al mercado y obtengamos un doble beneficio:..."

VALENCIA. El espíritu (Geist) del capitalismo es la ética protestante: la austeridad, el enriquecimiento y la virtud del trabajo. Como la periferia europea no ha "mostrado singular tendencia hacia el racionalismo económico" (La ética protestante y el Capitalismo, de Max Weber) debemos ser rescatados (o salvados) sin protestar.

El Estado no sólo detenta el monopolio de la violencia, también el del mercado (que se lo pregunten a Grecia o Portugal). El corolario es inmediato: el Estado ha de dominar el mercado para realizarse plenamente. Hoy en día la violencia no es sólo física, también ejercen violencia monetaria los especuladores y sobrevivirá quien pueda hacer frente a OPAs, fusiones frías y calientes.

España y sus vecinos han entrado en una 'espartiflación' junto con una espiral de financiación de deuda a unos intereses crecientes. El mercado manda y para conseguir rebajar el gasto de financiación nuestros gobernantes han de tomar medidas con la intención de ofrecer la imagen de país serio que pagará sus deudas, es decir, que devolverá el dinero prestado al interés pactado. Cuanta más gente nos quiera comprar las Letras del Tesoro más formales parecemos y menos intereses ofrecemos. Se ha transmitir confianza a los mercados y con ello rebajar la prima de riesgo y mantener a raya a las agencias de calificación.

Sucede que esa transmisión de confianza es bastante difusa y no se tiene certeza de su efecto sobre los intereses a pagar. Por otro lado, los ajustes sí que tienen un resultado palpable. En el caso de Portugal, representarán dos puntos del PIB. A cambio de 78.000 millones, el Estado aplicará el Geist: reducirá el déficit, el sueldo de los funcionarios, recortará pensiones y gastos. En España hemos hecho lo mismo a cambio de nada. Como dice el dicho, la confianza da asco y no nos ha salido del todo gratis: cinco millones de parados, la demanda interna contraída y el PIB sin levantar el vuelo.

Por muchas medidas que tomemos, parece que el Geist capitalista no tiene suficiente fe y no se acaba de fiar, o mejor dicho se fía más de otros, aunque les paguen menos. ¿Cómo podríamos transmitir una confianza total y absoluta a los mercados sin que la factura nos resulte tan dolorosa? Ya que no podemos vencer al mercado, unámonos a él: saquemos el Estado a bolsa. Expongamos la gestión de los gobiernos plenamente al mercado y obtengamos un doble beneficio: sabremos a la perfección la confianza transmitida gracias a la cotización diaria y conseguiremos una mejor financiación. Imaginemos un escenario en el que al obtener Catalunya el fondo de competitividad cotizaría al alza en el Autonimex-17. Los ciudadanos/accionistas tendríamos una medida objetiva a la hora de decidir nuestro voto, que en muchos casos se encuentra como la Granada de Carlos Cano, encerrada en sí misma.

A nivel mundial, permitiría una resolución de conflictos de una forma más civilizada. EE UU podría lanzar una OPA hostil sobre Libia sin causar ninguna muerte en el camino. China se podría fusionar con India, mientras que Flandes, Irlanda del Norte y Euskadi podrían ser spin-offs. Las divisiones más rentables, las ciudades, se podrían sacar también a bolsa en momentos de apuro. Ahora que incluso Zarkosy critica el PIB como única medida del crecimiento económico, utilicemos la cotización en bolsa de los países y regiones.

Hemos seguido fielmente al Geist del capitalismo: nos enriquecimos en el boom del ladrillo, trabajamos más horas que la media europea y ahora aplicamos una austeridad severa. Aun así el Torquemada del Mercado sigue sospechando de nuestra súbita conversión. Entrando de lleno en el casino bursátil, con la bolsacracia transmitiríamos la confianza adecuada que demanda la nueva ética del mercado.
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(*) Jordi Paniagua es profesor de Econometría en la Universidad Católica de Valencia

Ilustración: Carlos Sánchez Aranda

4 comentarios

Alejandro escribió
13/05/2011 19:11

Ah! Buffettt... Este señor es el que en un momento dado dice... Señores... Hagan Juego! y algunos años después... la Banca Gana!

VC escribió
12/05/2011 00:47

S&P: McGraw-Hill; Moody's: Varios incl. Berkshire Hathaway (Warren Buffett) y Davis Selected Advisers.

Alejandro escribió
11/05/2011 16:05

Quien es el propietario de Moody´s? y de S&P? Alguien lo sabe?

salvador perez escribió
11/05/2011 06:56

muy bueno profesor, muy bueno