31 may 2011

Adiós a la verdad

http://www.valenciaplaza.com/ver/26366/Adi%C3%B3s-a-la-verdad.html

Adiós a la verdad

JORDI PANIAGUA SORIANO (*). 31/05/2011 "El final de la economía, al menos como la entendemos hasta ahora, significaría el destierro de una única interpretación del comportamiento económico de la sociedad. Igual que la física abjuró de sus principios deterministas, la economía no está sujeta a leyes inmutables..."

VALENCIA. ¿Ha muerto la economía? Perelman anunciaba hace 15 años "el final de la economía" con bancarrotas generalizadas a causa del incremento de los costes fijos en la industria, que harían que las empresas igualaran sus precios al coste marginal, en lo que vino a llamar "competición desenfrenada".

Aseguraba que "la economía no es una ciencia, sino una ideología diseñada para defender prácticas existentes". Heidegger también anunció hace más tiempo el final de la filosofía y recientemente, Vattimo ha defendido el final de la verdad en su último libro "Adiós a la verdad".

Utilizando argumentos distintos, coinciden en el final de un camino. Sin embargo, mientras Perelman pronostica la llegada de un nuevo sistema, Vattimo defiende que la ausencia de una verdad absoluta es la propia esencia de la democracia. Proclama que la verdad ha dejado de tener sentido en la sociedad actual. Ya no son necesarios los sabios de la caverna de Platón para guiarnos, incluso contra nuestra voluntad.

Acercando ambas posturas, el final de la economía, al menos como la entendemos hasta ahora, significaría el destierro de una única interpretación del comportamiento económico de la sociedad. Igual que la física abjuró de sus principios deterministas, la economía no está sujeta a leyes inmutables. Se olvida con frecuencia que la persona está el centro de la economía. De ahí se desprenden las empresas, los balances y complejos instrumentos financieros. Sin nadie en la tierra, la manzana seguirá cayendo, pero nadie podrá verla y menos aún vender o comprar. La situación económica es el reflejo de las personas, de sus estados de ánimo, frustraciones e incertidumbres pero también de su ilusión, esfuerzo y constancia.

Estamos por tanto ante una economía más personalista, una economía débil, en la que la ausencia de certezas provoca desasosiego. Una economía adolescente que acaba de abandonar la infancia y que busca nuevas perspectivas, con sus miedos e ilusiones. Es lo que tiene hacerse mayor, las seguridades se esfuman y el futuro es sinónimo de incertidumbre, por mucha indignación que provoque el presente.

Por ejemplo, la realidad del mercado se ve cuestionada por la emergencia de países como China que juegan con las cartas marcadas. Con una dualidad que le permite comerciar con el exterior libremente pero sin una libertad interior. Condiciones laborales, salariales, medioambientales que se dan por hecho en Europa no encuentran su espacio en los nuevos países productores. Productos que hacen bajar el precio de sus competidores, produciendo el mismo efecto predicho por Perelman, pero por diferentes causas.

El comportamiento de las personas se ha sofisticado a lo largo del tiempo, pero esencialmente seguimos comprando y vendiendo. Por ello no podemos olvidarnos de todo lo aprendido hasta ahora, con refinados modelos, leyes y predicciones. Pero no acertaremos a comprender, y menos a mejorar las perspectivas económicas, sin tener en cuenta su dimensión humana. La economía sigue viva, pero débil.
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(*) Jordi Paniagua, profesor de Econometría de la UCV

Ilustración: Carlos Sánchez Aranda

1 comentario

Alejandro escribió
31/05/2011 17:07

Me gusta mucho la metáfora pero los adolescentes tienen a sus padres y a otras personas mayores... De quien aprenderá La Economía?

26 may 2011

Meteorología y Política

http://www.valenciaplaza.com/ver/26671/Meteorolog%C3%ADa-y-Pol%C3%ADtica.html

Meteorología y Política

JORDI PANIAGUA SORIANO (*). 26/05/2011 "Al igual que no esperamos que el hombre del tiempo nos facilite la previsión a un año vista o que solucione el efecto invernadero, no podemos pretender lo mismo del político. Pero sí una gestión eficaz del presente y una visión para afrontar el futuro..."

VALENCIA. En los días posteriores a las elecciones, los meteorólogos políticos cambian las nubes y soles del mapa del tiempo por gaviotas y rosas. En meteorología se distingue entre la previsión del tiempo y la del clima. El clima son las condiciones meteorológicas a largo plazo y el tiempo a corto plazo. El cambio climático no implica que vaya a llover mañana, pero sí que identifica un cambio de tendencia, con sus consecuencias en el presente del futuro.

Con una serie de variables como la temperatura, la presión atmosférica y la velocidad del viento, pueden determinar con bastante exactitud el tiempo (l'oratge) a corto plazo para un lugar en concreto. La información más relevante para la predicción del oratge de mañana es el tiempo de hoy. Si hoy hace sol, es muy probable que mañana también luzca.

En economía existen conceptos similares, como las llamadas 'series autoregresivas', cuyo comportamiento futuro depende en gran parte de su evolución pasada. La cotización de la bolsa a corto plazo puede verse influida por el resultado inmediatamente anterior y por otros condicionantes exógenos y aleatorios. A partir de esta información, se establecen las predicciones económicas futuras.

De igual modo, las previsiones a corto plazo de las encuestas políticas son cada vez más ajustadas. Influyen diversas variables judiciales, económicas y movimientos sociales, junto con la gestión propia y ajena durante la legislatura. Pero uno de los factores decisivos es quién ganó las elecciones anteriores. Por esta inercia, el tiempo de la política valenciana es parecido al de hace cuatro años: altas presiones en la calle Quart y bajas en Blanquerías.

La política meteorológica también distingue entre tiempo y su clima. A medio plazo se intuye un cambio de presión en la atmósfera política nacional. Una variación del clima español que podría afectar a nuestro oratge político. El previsible anticiclón de Madrid puede interiorizarse en borrasca al llegar a Valencia. Por una parte, ya no se podrá culpar a la Moncloa de la gota fría en Valencia. Por otra, habrá que analizar si la serie de presidentes de la Generalitat reconvertidos a ministros es autoregresiva. También podría serlo la sucesión candidatos a la oposición o, mejor, a la descomposición.

Sin embargo, no es el tiempo de hoy o el de mañana el que más preocupaciones crea, sobre todo desde la invención del paraguas o el aire acondicionado. Inquietan las condiciones a largo plazo, y sus expectativas. La espartiflación (Estancamiento+paro+tipos altos+inflación), nuestro particular agujero de ozono, puede producir un sobrecalentamiento económico con ramificaciones políticas y sociales imprevisibles.

Al igual que no esperamos que el hombre del tiempo nos facilite la previsión a un año vista o que solucione el efecto invernadero, no podemos pretender lo mismo del político. Pero sí una gestión eficaz del presente y una visión para afrontar el futuro. Para frenar el cambio climático los meteorólogos se han dotado de un organismo que asesora e investiga, el IPPC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático) y otro que actúa, el Protocolo de Kioto.

Nuestros recién elegidos representantes, sin olvidarse de resolver los problemas concretos del presente, podrían poner en marcha iniciativas similares para el futuro: El PICP, Panel Intergubernamental Contra el Paro o el Protocolo de Valencia, para aportar ideas claras y medidas concretas para frenar el desempleo y reactivar la actividad económica. Aunque haga sol hoy, no olviden el paraguas.
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(*) Jordi Paniagua Soriano es profesor de Econometría de la UCV

10 may 2011

La bolsacracia: El Geist del mercado

http://www.valenciaplaza.com/ver/25433/La-bolsacracia-El-Geist-del-mercado.html

La bolsacracia: El Geist del mercado

JORDI PANIAGUA (*) . 10/05/2011 "Ya que no podemos vencer al mercado, unámonos a él: saquemos el Estado a bolsa. Expongamos la gestión de los gobiernos plenamente al mercado y obtengamos un doble beneficio:..."

VALENCIA. El espíritu (Geist) del capitalismo es la ética protestante: la austeridad, el enriquecimiento y la virtud del trabajo. Como la periferia europea no ha "mostrado singular tendencia hacia el racionalismo económico" (La ética protestante y el Capitalismo, de Max Weber) debemos ser rescatados (o salvados) sin protestar.

El Estado no sólo detenta el monopolio de la violencia, también el del mercado (que se lo pregunten a Grecia o Portugal). El corolario es inmediato: el Estado ha de dominar el mercado para realizarse plenamente. Hoy en día la violencia no es sólo física, también ejercen violencia monetaria los especuladores y sobrevivirá quien pueda hacer frente a OPAs, fusiones frías y calientes.

España y sus vecinos han entrado en una 'espartiflación' junto con una espiral de financiación de deuda a unos intereses crecientes. El mercado manda y para conseguir rebajar el gasto de financiación nuestros gobernantes han de tomar medidas con la intención de ofrecer la imagen de país serio que pagará sus deudas, es decir, que devolverá el dinero prestado al interés pactado. Cuanta más gente nos quiera comprar las Letras del Tesoro más formales parecemos y menos intereses ofrecemos. Se ha transmitir confianza a los mercados y con ello rebajar la prima de riesgo y mantener a raya a las agencias de calificación.

Sucede que esa transmisión de confianza es bastante difusa y no se tiene certeza de su efecto sobre los intereses a pagar. Por otro lado, los ajustes sí que tienen un resultado palpable. En el caso de Portugal, representarán dos puntos del PIB. A cambio de 78.000 millones, el Estado aplicará el Geist: reducirá el déficit, el sueldo de los funcionarios, recortará pensiones y gastos. En España hemos hecho lo mismo a cambio de nada. Como dice el dicho, la confianza da asco y no nos ha salido del todo gratis: cinco millones de parados, la demanda interna contraída y el PIB sin levantar el vuelo.

Por muchas medidas que tomemos, parece que el Geist capitalista no tiene suficiente fe y no se acaba de fiar, o mejor dicho se fía más de otros, aunque les paguen menos. ¿Cómo podríamos transmitir una confianza total y absoluta a los mercados sin que la factura nos resulte tan dolorosa? Ya que no podemos vencer al mercado, unámonos a él: saquemos el Estado a bolsa. Expongamos la gestión de los gobiernos plenamente al mercado y obtengamos un doble beneficio: sabremos a la perfección la confianza transmitida gracias a la cotización diaria y conseguiremos una mejor financiación. Imaginemos un escenario en el que al obtener Catalunya el fondo de competitividad cotizaría al alza en el Autonimex-17. Los ciudadanos/accionistas tendríamos una medida objetiva a la hora de decidir nuestro voto, que en muchos casos se encuentra como la Granada de Carlos Cano, encerrada en sí misma.

A nivel mundial, permitiría una resolución de conflictos de una forma más civilizada. EE UU podría lanzar una OPA hostil sobre Libia sin causar ninguna muerte en el camino. China se podría fusionar con India, mientras que Flandes, Irlanda del Norte y Euskadi podrían ser spin-offs. Las divisiones más rentables, las ciudades, se podrían sacar también a bolsa en momentos de apuro. Ahora que incluso Zarkosy critica el PIB como única medida del crecimiento económico, utilicemos la cotización en bolsa de los países y regiones.

Hemos seguido fielmente al Geist del capitalismo: nos enriquecimos en el boom del ladrillo, trabajamos más horas que la media europea y ahora aplicamos una austeridad severa. Aun así el Torquemada del Mercado sigue sospechando de nuestra súbita conversión. Entrando de lleno en el casino bursátil, con la bolsacracia transmitiríamos la confianza adecuada que demanda la nueva ética del mercado.
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(*) Jordi Paniagua es profesor de Econometría en la Universidad Católica de Valencia

Ilustración: Carlos Sánchez Aranda

4 comentarios

Alejandro escribió
13/05/2011 19:11

Ah! Buffettt... Este señor es el que en un momento dado dice... Señores... Hagan Juego! y algunos años después... la Banca Gana!

VC escribió
12/05/2011 00:47

S&P: McGraw-Hill; Moody's: Varios incl. Berkshire Hathaway (Warren Buffett) y Davis Selected Advisers.

Alejandro escribió
11/05/2011 16:05

Quien es el propietario de Moody´s? y de S&P? Alguien lo sabe?

salvador perez escribió
11/05/2011 06:56

muy bueno profesor, muy bueno

4 may 2011

La transformación del fútbol

http://www.valenciaplaza.com/ver/24770/La-transformaci%C3%B3n-del-f%C3%BAtbol.html

La transformación del fútbol

JORDI PANIAGUA (*). 04/05/2011 "Aceptemos el hecho de que el fútbol es un espectáculo de entretenimiento como los toros y dejemos la estadística para otras cuestiones, como la financiación millonaria de los clubs por parte de las cajas de ahorros..."

(Ilustración: CARLOS SÁNCHEZ ARANDA)

VALENCIA . El fútbol ha dejado de ser un deporte para convertirse en un mero espectáculo, una nueva fiesta nacional. Nadie clasificaría al torero como deportista, pero en cambio se le presupone una fuerza, habilidad y concentración excepcionales para jugarse la vida frente a un miura. El futbolista de hoy en día ha dejado de ser un deportista olímpico al uso, para convertirse en un artista muy habilidoso, como un torero. Las coincidencias se dan incluso fuera del campo, con los contubernios entre la salsa rosa y los futbolistas. Con el progresivo desinterés generacional hacia la lidia, los profesionales del balón han ido llenando el vacío dejado por los toreros. Aún no se visten de luces, pero todo llegará.

Puede que el fútbol provoque en algunos casos una animadversión por el gusto de llevar la contraria. En un país que se paraliza por completo frente a un acontecimiento deportivo que se repite cada semana (o menos) puede resultar casi romántico ir a contracorriente. Sin embargo, hay otros argumentos que nos invitan a reflexionar sobre la transformación que ha sufrido el fútbol en los últimos años.

Entendido como entretenimiento, el fútbol necesita de la apropiada dosis de violencia fingida, como en el circo o en el pressing catch. Como en política, "conviene la tensión" (Zapatero dixit) y no deja de asombrarnos la sorprendente hermandad de rivales irreconciliables, bien avenidos en la selección española o en la cafetería del Congreso. Lamentablemente las teatrales patadas voladoras de los futbolistas y políticos se traducen en puñetazos reales entre sus hinchas.

¿Cómo podemos hablar de deporte cuando el árbitro corre más kilómetros que cualquiera de los jugadores, que no llegan a los 10 km por partido? Por no hablar del agravio comparativo en materia de control antidopaje frente a otras disciplinas, como el atletismo o el ciclismo. Es casi inimaginable un control por sorpresa de madrugada, especialmente tras las celebraciones de los títulos.

Sin embargo, en la mal llamada sección 'Deportes' en los medios, el fútbol copa el 90% de la información. Además, el 90% del tiempo se dedica al Real Madrid o al Barcelona y a las múltiples preocupaciones de los jugadores: un quiste en la uña o la "concentración" en hoteles de lujo. En una bipolaridad parecida a la política van desapareciendo las aficiones a equipos minoritarios. En una sociedad progresivamente individualizadora, se busca la sensación de pertenencia a un grupo con éxito.

El fútbol llena en muchas ocasiones este vacío fundamental de la persona apostando por el equipo ganador. Aunque se pase rápidamente del plural mayestático "hemos ganado" (como si los hinchas pegaran patadas al balón sentados frente al televisor), al lejano "han perdido". Quedan relegados equipos con moral como el alcoyano y ya no se oyen gritos como "¡Viva el Betis manque pierda!".

El símil con los partidos políticos es tan inmediato como aterrador. Parece además que revivamos el panem et circenses romano (por razones personales siempre he preferido el panem et aqua). Mientras estemos emborrachados e inundados por balones, patadas y porteros, nos olvidamos temporalmente de otras cuestiones, como la aptitud de nuestros gobernantes para gestionar los asuntos de todos.

Por otra parte, cuesta entender que el aficionado a un deporte, sinónimo de superación personal y hábito sano, tenga que disfrutarlo tras el humo de un puro. A no ser, claro, que el mínimo interés en los palcos presidenciales sea el deportivo. Extraña convivencia entre política-fútbol-negocios, que anda dejando mausoleos de cemento en la periferia de las ciudades.

El fútbol permite una asombrosa laxitud en el cumplimiento de las normas. Prueben a aparcar el coche en las inmediaciones del Mestalla un martes por la mañana. Si tiene una urgencia médica, como por ejemplo un parto, puede que por causa mayor tenga que dejar el coche en doble fila: la multa y la grúa estarán aseguradas. Si repite el mismo procedimiento un domingo de fútbol, la sanción brillará por su ausencia, incluso aparcando en triple o sobre la acera.

Los ídolos de los niños de un país dicen mucho del país en su conjunto. Un país prosperará en la medida que la infancia tenga una meta a superar y se vea reflejada en los valores de las personas que quieran emular. Nos debería hacer reflexionar el hecho de que la aspiración de muchos niños (y padres) sea ser futbolista profesional. Casi todos quieren convertirse en Cristiano Ronaldo o Messi y emularlos en sus sueldos millonarios y su corta jornada de trabajo. Esperemos que alguno sueñe con dar la vuelta al mundo en bici estática, como Pedro Duque.

Pero si existe alguna razón de peso que hace que el fútbol se me vuelva irremediablemente irreconciliable es el nefasto uso de la estadística. Los comentaristas que han de rellenar el hueco entre pérdidas de balón y saques de banda recurren a los inevitables guarismos. Pero que un equipo no haya perdido nunca tal o cual competición no es un hecho estadísticamente significativo. Como tampoco lo es el resultado "histórico" de enfrentamientos entre dos clubs. Aceptemos el hecho de que el fútbol es un espectáculo de entretenimiento como los toros y dejemos la estadística para otras cuestiones, como por ejemplo la financiación millonaria de los clubs por parte de las cajas de ahorros.
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(*) Jordi Paniagua Soriano es profesor de Econometría de la UCV.

2 comentarios

Alejandro escribió
04/05/2011 09:29

¿Por qué? ¿Por qué? (mourinho dixit)

Emb escribió
04/05/2011 07:46

Genial!

19 abr 2011

'Espartiflación', la crisis perfecta

http://www.valenciaplaza.com/ver/24108/Espartiflaci%C3%B3n--la-crisis-perfecta.html

'Espartiflación', la crisis perfecta

JORDI PANIAGUA SORIANO (*). 19/04/2011

VALENCIA. La idea del fin de la crisis, de por sí temporal, va calando poco a poco. Incluso Rodrigo Rato afirma que "la crisis mundial ya no existe", porque "acabó a finales de 2009 o principios de 2010", y "lo que hay ahora es la postcrisis, o una nueva realidad". Es decir, 'No es crisis, es Status Quo'. Toca adaptarse a una situación, a la que podemos adivinarle cuatro características principales: económico exiguo, tipos de interés al alza, inflación y paro (al menos en España).

No estamos ante una estanflación al uso, (estancamiento+inflación), sino ante lo que podríamos definir como 'espartiflación' (estancamiento+paro+tipos+inflación). Este vocablo describe esa nueva realidad, en la que se produce un impacto simultáneo de factores exógenos y endógenos. Algunas de las causas son muy nuestras, de andar por casa, como el nulo crecimiento económico y paro. Pero hay otras que vienen impuestas parcialmente desde fuera como la inflación y tipos de interés en aumento.

Es una tormenta perfecta, estamos en el sitio adecuado en el momento correcto. La economía española, que aún se lame las heridas del ladrillo y de la falta de crédito, se enfrenta a unos tipos de interés al alza e inflación: ingredientes ideales para contener la inversión y reducir plantillas. El aumento de los precios se debe fundamentalmente a las materias primas y la energía y tiene su origen en Asia y Oriente Medio junto a una nefasta planificación energética. Ello, junto a una paulatina recuperación de nuestros socios monetarios ha propiciado una subida de tipos de interés por parte del BCE. Todos los ingredientes para una espartiflación, nuestra nueva realidad.

La primera medida para poder mitigar los efectos de la espartiflación sería precisamente aceptar su existencia y permanencia para luego atajar las cuatro vertientes. Respecto a los altos tipos de interés y a la inflación, poco parece que se pueda hacer. En este sentido, la última medida del Ministerio de Economía, que establece un tipo máximo para los depósitos del 3,1%, sería razonable si no fuera porque debería empezar por multarse a sí mismo: la última subasta de letras del Tesoro se cerró a un interés del 3,5 % (y la de la Generalitat a un 5,5%). Cualquier otra empresa que emitiera papeletas (o sellos) a un interés garantizado por encima del precio del dinero, para pagar primordialmente vencimientos de intereses y gasto corriente, estaría incurriendo en una estafa piramidal.

La otra cara de la espartiflación es el crecimiento y el paro, irremediablemente ligados a los tipos de interés e inflación. Austeridad vs. gasto; demanda vs. oferta: no parece haber un respuesta única. Y menos para un economista débil en una economía frágil. Dado que ciertos problemas tienen su origen en el exterior, podríamos buscar soluciones fuera.

Una medida sería intentar captar recursos del exterior, en especial de economías "en desarrollo" como la China. Con 9.000 millones algún agujero taparíamos, pero no es inversión extranjera todo lo que reluce. Como en econometría, cuando un modelo tiene un problema de identificación no se pueden despejar todas las incógnitas.
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Jordi Paniagua Soriano es profesor de Econometría en la Facultad de Estudios de la Empresa de la UCV.

1 comentario

Alejandro escribió
19/04/2011 13:49

Estoy de acuerdo, las cosas han cambiado y hay que adaptarse.

12 abr 2011

¿Sobrecualificación académica o infracualificación laboral?

http://www.valenciaplaza.com/ver/23611/Sobrecualificaci%C3%B3n-acad%C3%A9mica-o-infracualificaci%C3%B3n-laboral.html

¿Sobrecualificación académica o infracualificación laboral?

JORDI PANIAGUA (*). 12/04/2011 "Los universitarios españoles están más o menos formados que en Europa, es el mercado laboral en España el que demanda menos cualificación de entrada..."

VALENCIA. "Trabajar o no trabajar" se preguntaría hoy en día un Hamlet moderno. "Dátis decuestion", añadiría Manolito, que prácticamente nació trabajando. Es de suponer que Quino utilizaba una licencia onomatopéyica de los versos de Shakespeare. Puede también que se refiriera al almirante Datis cual comandó las tropas persas en la batalla de Maratón en el 490 a.C. Desde entonces, el número 42, distancia en kilómetros entre Atenas y Maraton, ha sido una referencia universal, sinónimo de gran esfuerzo y dureza.

Bastantes años después, con gran tesón y empecinamiento, hemos conseguido otra hazaña maratoniana: un 42% de paro juvenil. Un lacónico Filípedes, pero con corbata y cartera de ministro gritaría "Hemos vencido!". España triplica la tasa mundial (13%) y está a la cabeza de Europa, con una media del 21%. Algo huele a podrido, y no precisamente en Dinamarca.

¿Por qué tenemos una tasa de paro tan elevada entre los jóvenes? La respuesta no es fácil. Suelen buscarse respuestas en la educación, ya que suele ser la etapa inmediatamente anterior al trabajo.

"Estudiar o no estudiar", datis decuestión también. La pregunta mágica del "¿estudias o trabajas?" ya no funciona entre los jóvenes. El binomio estudios-trabajo ha sufrido una ruptura. Muchos jóvenes han decidido continuar sus estudios ante la imposibilidad de encontrar un trabajo. Dos recientes publicaciones aparentemente contradictorias pueden arrojar luz a la pregunta. Según Adecco, entre un 5 y 10% de currículos se sesgan a la baja, es decir, ocultan información académica para optar a trabajos menos cualificados.

Sin embargo, la última publicación sobre Capital Humano del IVIE asegura que a mayor formación, mejor trabajo. Si ambas noticias fueran simultáneamente ciertas, indicaría que el nivel de estudios afecta positivamente a la calidad del trabajo, pero negativamente a la probabilidad de conseguirlo. Una vez conseguido, el trabajo es mejor para el universitario, pero lo difícil en este caso es esa primera vez.

Al igual que en el efecto de una frontera entre países en comercio internacional, el nivel de estudios parece ser una barrera de entrada al mercado laboral. Pero una vez dentro, los estudios ayudan. Entonces, más que sobrecualificación académica, deberíamos hablar de infracualificación laboral. Los universitarios españoles están más o menos formados que en Europa, es el mercado laboral en España el que demanda menos cualificación de entrada, pero permite un mejor trabajo al que estudia.
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(*) Jordi Paniagua Soriano es profesor de Econometría en la Facultad de Estudios de la Empresa de la UCV

2 comentarios

Joaquin escribió
12/04/2011 09:32

Estos datos demuestran la falta de cordinacion entre el mercado laboral y el sistema educativo en España, que en mi opinion es basica para un desarrollo "logico", ahora bien, si lo que buscamos en crear beneficios sin una planificacion suceden situaciones como la descrita en este articulo. Un saludo.

apsabater escribió
12/04/2011 08:22

Es duro leer sobre el porcentaje de jovenes en el paro, alineado con el "efecto tragaderas" quizá por el cambio tan repentino, estan todos en fuera de juego, esperando que alguien lo solucione y conformandose con ver a sus colegas en la misma situación. Para ampliar las tragaderas, les llaman generación nini. Como iba a salir a la calle una generación con ese nombre. Al principio de los 90 nos llamaban "generación x". // En la ultima frase podemos interpretar que en España, en relación a europa, quien estudia tiene un mejor trabajo una vez lo consigue, dudoso. Probablemente la comparación es con quien no estudia, no?

28 mar 2011

No es inversión extranjera todo lo que reluce

http://www.valenciaplaza.com/ver/22597/No-es-inversi%C3%B3n-extranjera-todo-lo-que-reluce.html

No es inversión extranjera todo lo que reluce

JORDI PANIAGUA SORIANO (*). 28/03/2011

VALENCIA. Leo con agradable sorpresa que la inversión extranjera directa (IED) en España aumentó un 41,5 % en 2010, hasta alcanzar los 23.415 millones de euros, según de los datos "analizados" por Invest in Spain, del Ministerio de Industria.

Un aumento de la IED tan espectacular en el último año parece una de las pocas noticias positivas en lo económico. Las políticas económicas encaminadas a atraer inversión a España estarían dando sus frutos. Incluso el titular de la noticia publicada en este medio sorprende: "Desconfían de España, pero invierten en ella". El Sr. Ministro ya tiene argumentos para ir de gira por EEUU.

Estos magníficos datos nos harían incluso replantarnos los fundamentos teóricos de la IED: en España la IED ha dejado de depender cíclicamente del PIB (que anda por los suelos). Se ha encontrado una fórmula magistral para aumentar la inversión extranjera y con ello la confianza de los inversores hasta cuotas desconocidas. Pobre Jan Tinberger, primer premio Nobel de Economía en 1969, al ver que su ecuación de gravedad del comercio internacional ha encontrado una excepción ibérica. Ya desafiamos los elementos una vez en la historia, ahora retamos incluso a Newton.

En España, la IED no sólo ha aumentado un 41,5%, sino un 174,24%, según la Subdirección General de Inversiones Exteriores. Pero ese espectacular aumento se debe exclusivamente a inversiones no productivas, provenientes de Empresas Tenedoras de Valores Extranjeros (ETVE). Las inversiones productivas, las que crean riqueza y empleo, han descendido un 4,99% en 2010.

Se puede observar, efectivamente una "fuerte recuperación de la IED", pero en cambio las pobres estadísticas torturadas perdieron en el camino "todo su rigor". Lo positivo es que no habrá que reescribir todos los manuales de economía internacional, con una pequeña matización en la nota de prensa habría sido suficiente.

Los esquimales tienen más de treinta palabras intraducibles para decir nieve. Los valencianos, otras tantas para la naranja. Y los economistas, unas diez para decir inversión. Todas significan renunciar a un beneficio inmediato por una ganancia futura. Llamamos inversión tanto a comprar unos terrenos, construir una fábrica, contratar a 400 personas y construir coches, como a adquirir acciones de Ford en Wall Street o a consolidar en España las cuentas de filiales extranjeras por los beneficios fiscales del holding. Como diría Orwell unas son más inversiones que otras, ya que no todas tienen el mismo efecto sobre la economía local.

¿Y Valencia? Sería motivo de otra reflexión el descenso de un 72% de IED productiva en la Comunitat en el año 2010. La Comunitat estaría fuera de los puestos de la Champions, pero se clasificaría para la UEFA, en una sexta posición.
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Jordi Paniagua Soriano es profesor de Econometría en la Facultad de Estudios de la Empresa de la UCV

4 comentarios

Joaquin escribió
30/03/2011 09:38

Que sorpresa! Manupulación de datos a cargo de los organismos publicos! Como dice la cancion; depende del cristal con el que miras, todo es horrible o terriblemente bello.

Alejandro escribió
29/03/2011 17:54

Muy interesante! Gracias.

Natalia Villora escribió
29/03/2011 07:16

Un artículo con argumentos excepcionalmente claros y sobre todo bien explicado para profanos. Enhorabuena

salvador perez moreno escribió
28/03/2011 15:11

¿A qué puede deberse este brutal descenso en nuestra comunidad? ¿Hay alguna solución? ¿tienen nuestros politicos algo de culpa?