5 oct 2011

El economista como terapeuta (y otros ensayos)

El economista como terapeuta (y otros ensayos)

JORDI PANIAGUA SORIANO (*). 05/10/2011 "Una mayor interacción entre disciplinas aparentemente estancas como la medicina y la economía contribuiría, como reclamaba Stigler, a ordenar los asuntos de un país desordenado como el nuestro..."

http://www.valenciaplaza.com/ver/33425/El-economista-como-terapeuta-y-otros-ensayos.html

VALENCIA. Un experimento ha hecho que se tambaleen los paradigmas de la física de los últimos 100 años. Mala noticia para estudiantes, profesores y editores de libros, que tendrán que volver a plantearse bastantes conceptos. Los artículos en revistas especializadas, sinónimo hoy en día de ciencia, van acumulando matices nuevos en vez de conocimiento sobre unos cimientos que pocos cuestionan. Acostumbrados al pensamiento e investigación acumulativos, será una ardua tarea reconstruir los cimientos científicos de una manera disruptiva.

Los economistas raramente plantean cuestiones que no afecten a la teoría económica o al comportamiento económico, ya que no es frecuente adentrarse en otros ámbitos científicos. Quizás por ello no hemos buscado o reconocido nuestro particular neutrino económico que nos haga cuestionar lo aprendido hasta ahora.

El premio Nobel George Stigler fue uno de los primeros en abandonar esta compartimentación científica, abogando por el uso de la economía moderna fuera de su ámbito. Entiende el Nobel de 1982 que la sociedad demanda del economista conocimiento de cómo funciona el sistema económico y de las consecuencias de las acciones económicas. Pero en cambio advirtió que "los economistas ejercen una influencia menor y escasamente detectable sobre las sociedades donde viven". Por ello defendió al "Economista como Predicador" de la eficiencia, de la equidad y de la ética.

Stigler consideró que la actuación profesional debía romper moldes e ir más allá de lo que el cliente quiere, reconvirtiendo al economista como "hombre de parroquianos" para "sencillamente ordenar los asuntos de una nación frecuentemente desordenada". Nos invitó a salir de nuestra particular área de conocimiento para aportar un enfoque diferente tanto en la sociedad como en otras disciplinas científicas.

Siguiendo al veloz neutrino por este camino multidisciplinar y ecléctico, aparecen aplicaciones novedosas y sorprendentes. Por ejemplo, el uso del uso del razonamiento económico está siendo utilizando como terapia para pacientes con daño cerebral adquirido. El aprendizaje de la Economía fomenta y combina la abstracción matemática con el comportamiento humano a nivel individual y colectivo. Nociones como comprar o vender, son consustanciales a la persona y por tanto difíciles de olvidar. Complementan las terapias estándar para personas con dificultades cognitivas desde la normalidad y con cierta utilidad práctica.

Una mayor interacción entre disciplinas aparentemente estancas como la medicina y la economía contribuiría, como reclamaba Stigler, a ordenar los asuntos de un país desordenado como el nuestro. Pero poco a poco, ya que no todos podemos aprender economía en dos tardes.
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(*) Jordi Paniagua es ingeniero de telecomunicaciones y economista, profesor de la UCV

1 comentario

Jaime Tatay escribió
05/10/2011 17:40

El problema que veo es cómo viajar de una disciplina a la otra manteniendo la consistencia y el rigor, cómo atravesar fronteras y hablar varios idiomas. El 'drama de la especialización' nos lleva al analfabetismo en muchas áreas, salvo en un pequeño campo en el que muy pocos están interesados o se atreven a opinar. La filosofía (y antes la teología) ejercieron, antes de entrar en crisis, como disciplinas articuladoras e integradoras de todos los saberes. Hoy ya no nos sirven y estamos huérfanos y 'desordenados'. Quizás sólo el diálogo - entre disciplinas y personas - nos puede llevar a un consenso, un lenguaje común, y un horizonte estimulante.


13 sept 2011

El 'BIEN' de la renta básica universal

El 'BIEN' de la renta básica universal

JORDI PANIAGUA SORIANO (*). 13/09/2011


http://www.valenciaplaza.com/ver/32071/El-BIEN-de-la-renta-b%C3%A1sica-universal.html

VALENCIA. Oculto tras el maremoto constitucional, una de las noticias más desapercibidas del verano ha sido la modificación de criterios para recibir la Renta Mínima de Inserción (RMI), que ha efectuado el Govern catalán. Cada autonomía puede mejorar (o empeorar), la “Renta Activa de Inserción” estatal, bien ampliando los supuestos para recibir la RMI o aumentando la cuantía económica a percibir.

Cataluña ha optado por endurecer con “agostidad” y alevosía las condiciones para percibir la renta y endurecer el pago, mediante cheque nominativo, con el objetivo de reducir el gasto en RMI a la mitad. Los perceptores han de demostrar que se encuentran al borde de la pobreza: sin posesiones, sin trabajo, sin haberse despedido o víctima de un ERE y acreditar la residencia en Cataluña durante al menos dos años. Son esfuerzos que cargan a la Administración con un coste extra de inspección y que si bien no criminalizan la pobreza, nos hacen suponer que los perceptores de estas ayudas actúan aprovechándose del sistema y no por necesidad.

En el BIEN, Basic Income Herat Network, proponen una alternativa: un salario básico universal, bajo una especia de “economía de la liberación”. Fundamentada ética y económicamente, proponen unificar todas las presentaciones que recibimos en medidas contra la pobreza, fomento de empleo, subsidio de paro, pensiones, sanidad y asignar una cantidad única mensual a cada ciudadano, al estilo de la antigua Roma.

Ético porque ataca y elimina la pobreza haciendo que cada uno sea responsable de sus propias finanzas. Económico, porque elimina costes de control y financiación, unifica criterios en materia de subvenciones, se reduciría el fraude y la economía sumergida (sin tener que decir adiós al dinero). Al tener acotado el gasto, el déficit se volvería previsible e independiente del ciclo económico.

Con la renta básica universal se liberalizaría por completo el mercado de trabajo. Al descontar la asignación personal, disminuirían los salarios, haciendo las empresas más competitivas y flexibles de cara al exterior. Aumentaría también el poder de negociación individual del trabajador, relegando el papel mediador de los sindicatos. Contribuiría a aumentar la satisfacción y seguridad en el trabajo y la voluntad de los empresarios por proporcionarla a sus trabajadores.

Ahora que se anuncia (o se desea) crear un millón de empresarios, el BIEN incentivaría la aparición de empresas por una doble vía. Reduciría por una parte el riesgo y el miedo al fracaso. Pero también liberalizaría servicios hasta ahora acotados en la función pública, como son las pensiones y la sanidad. Con la renta vital básica, cada ciudadano recibe una asignación del Gobierno y nada más. Tanto el Estado como ciudadanos recuperarían eficacia, ya que se centrarían en lo que mejor saben hacer. El Estado, en los bienes comunes e indivisibles y los ciudadanos en las decisiones individuales, como la planificación financiera personal, formación, cobertura por desempleo o sanidad.

La renta vital básica tiene todo lo que un economista débil pudiera desear: es imaginativa, justa y eficiente. Tan sólo falta que sea además viable. Puede además que sin llegar a su implantación total sirva como inspiración de medidas que conjuguen la equidad con la solvencia.
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Jordi Paniagua es ingeniero de telecomunicaciones y economista, profesor de la UCV.

3 comentarios

Jose Luis escribió
19/09/2011 12:57

Dudo que sea "economica" en el sentido expuesto.¿qué pasaría si una persona se lo gasta?¿ya no tendría dcho a sanidad, educacion, etc?¿se le deja morir de hambre?¿cómo se soluciona? y, por otro lado, ¿cómo se hace viable?¿a cargo de impuestos?

Gero escribió
15/09/2011 10:34

Desde luego, es el criterio que utilizan en los países árabes para sus ciudadanos. Con la diferencia del potencial de ingresos y la estabilidad de los mismos. Cuadrar las arcas del estado no sería tarea fácil. ¿Cual sería la renta para que España(o culquier otro) se convirtiera en un país de vagos? A los árabes les da igual porque el trabajo se lo hacen indios por 200€/mes. ¿Ese sería nuestro modelo? Sr Paniagua, más palabras. Sus artículos se nos quedan cortos, lanza la idea pero le falta profundo desarrollo. Que le den más espacio.

Alejandro escribió
13/09/2011 09:28

Por lo que observo a mi alrededor esta medida sería ineficaz e injusta. A no ser que para ganarnos esos ingresos TODOS tuvieramos que prestar un servicio. No se puede pagar a la gente por no trabajar, excepto en casos muy concretos. En mi opinión este BIEN reducía el PIB al 50% en horas.

25 ago 2011

La Paradoja de Condorcet

La Paradoja de Condorcet

JORDI PANIAGUA SORIANO (*). 25/08/2011 "La libertad, igualdad y fraternidad, los ideales de la Revolución francesa, no se quedaron en manuales de buenas intenciones, al estilo 15-M, gracias a matemáticos como Condorcet y Poisson, que aplicaron la filosofía revolucionaria a las instituciones..."

http://www.valenciaplaza.com/ver/31224/-La-Paradoja-de-Condorcet-.html

VALENCIA. La libertad, igualdad y fraternidad, los ideales de la Revolución francesa, no se quedaron en manuales de buenas intenciones, al estilo 15-M, gracias a matemáticos como Condorcet y Poisson, que aplicaron la filosofía revolucionaria a las instituciones. Nuestro sistema legal y electoral se asienta en los estudios de los grandes estadísticos franceses, que estudiaron asuntos como el número óptimo de miembros de un jurado o la probabilidad por la cual un acusado puede ser declarado culpable.

Nuestro estratificado sistema legal, con la constitución, leyes orgánicas y ordinarias, decretos legislativos y demás ordenamiento jurídico, tiene su raíz última en la 'Paradoja de Condorcet', según la cual en ciertos casos, las votaciones presentan resultados injustos.

Para sobrevenir esta situación Condorcet propuso dos soluciones que han llegado hasta nuestros días: una adecuada instrucción al votante y un sistema electoral y legal a prueba de cambios caprichosos. Por ello no es fácil cambiar la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ni la Constitución, ni leyes fundamentales, sin un amplio consenso.

¿Recuerda alguien la pregunta del referéndum de la constitución europea? Condorcet ya nos habría prevenido del nefasto "no" ante una instrucción tan mediocre. Y nos habría prevenido de las nefastas consecuencias de carecer de una norma supraeuropea. La Unión Europea, cebada de instituciones, parlamentos y comisiones, no ha sabido articular una verdadera unión política más allá de directivas y transferencias económicas.

En última instancia, de la paradoja de Condorcet se deduce que no basta con detentar instituciones públicas para garantizar la democracia. El modo de funcionamiento y el reglamento, como aseguraba Romanones, son indispensables. Las democracias occidentales parecían haber superado la paradoja, pero aún existen regímenes autoritarios se esconden bajo instituciones aparentemente democráticas.

El último episodio del presidente de la República Francesa (y de la canciller alemana) imponiendo las reformas constitucionales a los países del euro es una paradoja: ambos países superaron en la década pasada el límite del 3% fijado por el tratado de Maastricht. Preocupados por el déficit fiscal, Merkel y Sarkozy olvidan a Condorcet e incurren en un déficit democrático.

La segunda reforma constitucional española seguirá el dictado del déficit francoalemán. La reducción de la deuda es acertada para frenar una crisis de sobreendeudamiento. Pero puede que no sea la mejor opción para actuar contra futuras crisis de oferta o de demanda, que requieren un esfuerzo de endeudamiento y flexibilidad.

¿Reformaremos cíclicamente la constitución con cada recesión? El Tribunal Constitucional tendría entonces argumentos para dictar otra fabulosa sentencia declarando inconstitucional la crisis y solucionar el problema.
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(*) Jordi Paniagua Soriano es ingeniero de telecomunicaciones y economista, profesor de la UCV.

4 comentarios

Gero escribió
26/08/2011 12:10

Más acá de Condorcet, hablaré como ciudadano. ¿Porqué son los gobernantes de otros países los que nos imponen cambios constitucionales? ¿Porqué en Agosto y sin debate o referéndum? ¿habrá una ley que establezca gastos superfluos para cumplir el equilibrio, o se pensará en el repago sanitario antes que en la reducción de gasto militar o la reducción de representantes públicos? ¿De todo esto, qué dice el parlamento europeo o cual ha sido su intervención? ¿Estamos, de forma efectiva, perdiendo el gobierno económico del estado en favor de la opinión de los mercados? ¿Se basan los mercados en el justo examen de los parámetros económicos o más bien se rigen por las reglas del comercio?¿Deberíamos usar tasas de interés negativo en vez del actual sistema financiero(va por ti, Silvio Gesell)? Con la destrucción de empleo actual, ¿porqué está el foco en el abaratamiento del despido en vez de en la creación de empleo? ¿Acaso no hemos visto lo fácil que es destruir y lo que nos va a costar construir?¿Olvidamos las mínimas reglas del proceso lógico o método científico? ¿Porqué todo esto es antisistema cuando el propósito es perpetuarlo?¿Porqué los del 15M no tienen la más mínima base cultural o interés social para conocer realmente todas las opciones políticas en las elecciones y proponer el voto a alguien, decantarse, tener verdadera opinión? ¿Tuvo Condorcet en cuenta a los creadores de opinión, think tanks, lobbys y demás poderes económicos que no hacen otra cosa que comprar opiniones o leyes? Los cambios, realmente, no son de fondo. Las recetas ya fueron aplicadas, y no han funcionado.

JOAQUIN PEREZ escribió
26/08/2011 11:27

Creo que todos conocemos que existen diferencias sustanciales entre la teoria y la practica, entre discursos y hechos. Resulta evidente que quien te "presta dinero" exiga una serie de condiciones al deudor para tratar de garantizar el pago de la deuda y que el destino de los fondos se aplica sobre las partidas acordadas. Es basico tener una base teorica que sustente cualquier politica, los problemas comienzan en la practica. Por que exigen un techo del gastos publico (deficit) en la Constitucion? Es evidente, no se fian y creo que motivos no faltan.

Alejandro escribió
25/08/2011 20:01

Estoy muy deacuerdo con la conclusión final. Nadie gobierna para el futuro y así siempre llegaremos tarde...

Arouet escribió
25/08/2011 07:38

Condorcet no hubiera utilizado la expresiòn normativa de "resultados injustos" referida a elecciones. Lo que señala la paradoja tiene poco que ver, en mi opinión, con lo que el texto señala. Lo que viene a indicar es que en ocasiones la voluntad electoral de la mayoría entra en conflicto consigo misma. Y los resultados no ser los preferidos por la mayoría. Pero él mismo argumentó que esta posibiliadad se reducía notablemente aumentando el númeo de intervinientes en el proceso. Y al mismo tiempo se ha demostrado que sus resultadoss solo se cumplen cuando el número de electores que prefieren a los candidatos (3 y 3 en su exposición) es igual.


11 ago 2011

Adiós al dinero

Adiós al dinero

JORDI PANIAGUA (*). 11/08/2011 "La extinción 'física' del dinero permitiría aumentar el PIB en torno al 20% (...) y se estumularía el consumo..."
http://www.valenciaplaza.com/ver/30764/-Adi%C3%B3s-al-dinero-.html

VALENCIA. ¿Han intentado pagar con un billete de 500 euros? Es una ardua tarea ya que en pocos establecimientos los aceptan por miedo al timo, en contra del criterio del Banco de España. El problema con los billetes de 500 euros, el de más valor acuñado en del mundo, no acaba con la falsificación. Se estima que hay en circulación, o más bien fuera de ella, 101,77 millones de billetes de 500€ (50.887 millones de euros), más del 70% de los billetes en España. Son cifras que engordan la economía sumergida en España, que representa el 20% del PIB. Para atajar este problema el gobierno ha puesto en marcha un plan contra el dinero negro, un plan anti-doping económico.

Una medida plausible sería eliminar los billetes de 500€, como propuso Francia tímidamente en 2009. Con una moratoria similar a la del cambio de la peseta por el euro, sus tenedores dispondrían de un tiempo limitado para aflorar estos billetes morados. De un plumazo la economía y las arcas del Estado podrían recuperar un poco de aliento. Curiosamente, en el Reino Unido, fuera del euro, aplica ya una medida similar siendo imposible obtener billetes de 500€ en los bancos británicos.

El dinero en efectivo sigue vivo y nos acerca de un modo sentimental o gráfico el precio de las cosas. En la página web http://usdebt.kleptocracy.us/ se puede visualizar el tamaño de la deuda de EEUU si se apilara en billetes de 100$, superando con creces el tamaño de las caídas torres gemelas de Nueva York. Los billetes y las monedas, al igual que el patrón oro antes de Bretton Woods, suponen una pérdida de eficiencia económica. No solo por el coste de acuñar moneda, la falsificación, los robos, también por la economía sumergida. No es descabellada, por tanto, la idea de es prescindir de monedas y billetes, sueño de anarquistas y escritores de ciencia ficción.

Es evidente que las implicaciones técnicas, legales y sociales de la eliminación del dinero en efectivo suponen un reto. No obstante, la mayoría de la riqueza monetaria mundial no es física, son anotaciones en los balances y activos en las cuentas corrientes. Supondría un objetivo contante y sonante para ciertas empresas, en especial las tecnológicas, para relanzar la actividad, como con el cambio de la peseta al euro. Por ejemplo, el pago por móvil sería un primer paso hacia la digitalización del dinero. El uso y cobertura del móvil abarca casi al 100% de la población y la generación de internet y del SMS no tendrá problemas en adaptarse al mundo del dinero digital.

Con la extinción del dinero, no solo se podría aumentar el PIB en torno al 20% y la subsecuente recaudación del Estado vía impuestos. También estimularía el consumo, la inversión en tecnología, frenaría además la especulación sobre las divisas. Devolvería el valor a las personas y a las cosas y no a unos papeles tintados y metales esculpidos.

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Jordi Paniagua Soriano, ingeniero de telecomunicaciones y economista, es profesor de la UCV.

2 comentarios

Gero escribió
18/08/2011 21:24

¿Estaríamos seguros de verdad si todas nuestras reservas estuvieran en un apunte, en tinta o pantalla? ¿No crecería el precio del oro por temor a una crisis? ¿Elimina eso el riesgo de bancarrota de un banco y que, por tanto, nuestros depósitos no estén 100% seguros? ¿Cómo afecta el uso del dinero de plástico, o móvil o tecnológico a nuestra privacidad? ¿Por qué hay economía sumergida, sólo porque existen billetes? Estoy convencido de que es el camino que el mundo sigue, lamentablemente creo que los líderes económicos y políticos no persiguen el bien común y quitar el dinero físico me produce inseguridad.

Alejandro escribió
11/08/2011 18:20

Yo creo que ya es así. El dinero ahora es como el oro. Esta en las reservas... La gente funciona con tarjeta ya sea de débito o de crédito. La propuesta francesa me parece original, me gusta.


3 ago 2011

No es lo mismo reducir el paro que crear empleo

No es lo mismo reducir el paro que crear empleo

JORDI PANIAGUA SORIANO (*). 03/08/2011 "Sin apenas debate político o económico, se ha delegado la creación de empleo al otrora enemigo público número 1: el mercado (...) el mensaje que transmiten es claro: apáñenselas como puedan y cuando se acabe el pan, compren croissants..."

http://www.valenciaplaza.com/ver/30156/No-es-lo-mismo-reducir-el-paro-que-crear-empleo.html

VALENCIA. La principal preocupación de los ciudadanos es el paro. En cambio, la principal preocupación de los políticos y gobernantes es el déficit. La necesidad de reducirlo tiene tres justificaciones habituales: una racionalización de un sector público sobredimensionado, una concepción liberal del papel del Estado o por pura necesidad. Sea cual sea la razón última, se ha apostado al doble o nada y nos aseguran que disminuyendo el déficit se resolverán todos los males, incluido el paro.

Esta cuestión, con sus matices ideológicos, está en el centro del debate político y económico en EEUU. Economistas como Paul Krugman defienden sin pudor aumentar el techo de gasto en contra de la ortodoxia vigente de la Administración pública anoréxica. En nuestro patio particular, el debate se ha zanjado por la vía de los hechos mediante la esquila del sector público, con el cierre de fundaciones, empresas públicas y delegaciones en el exterior y en el interior, y la congelación de la inversión pública. El pago a los proveedores, junto con previsibles rebajas fiscales, se ha erigido como la primera prioridad de ayuntamientos, diputaciones y autonomías. Medidas que parchean tangencialmente el déficit y con un efecto incierto sobre el empleo.

El razonamiento teórico tiene su lógica: si los empleos los crean los empresarios, la fórmula para crear empleo es destinar recursos empresas, incluida la provisión de servicios públicos. Con la caja llena o menos vacía, las empresas empezarán a contratar gente. Sucede que la teoría económica de la oferta del trabajo se atasca con la realidad y las empresas con su dinero hacen lo que quieren: pueden crear puestos de trabajo, o no. Siguiendo el ejemplo de la administración, podrían dedicar los recursos adicionales a sanearse, reestructurarse y pagar deudas.

Siguiendo el dogma del déficit, el interés no se centra en aumentar los afiliados a la Seguridad Social sino más bien en disminuir la factura del INEM. Para ello, sirve la exportación (hace unas semanas me llamaron del Servef para trabajar... en Estocolmo; es lo que tiene estar pluridesempleado) o la eliminación de las estadísticas de los jóvenes parados vía reconversión a estudiantes o a autónomos. No es lo mismo reducir el paro que aumentar el empleo. De nada sirve erradicar el paro si no se crean puestos de trabajo.

Sin apenas debate político o económico, se ha delegado la creación de empleo al otrora enemigo público número 1: el mercado. Sea por una súbita conversión liberal o ahogados por las deudas, el mensaje que transmiten es claro: apáñenselas como puedan y cuando se acabe el pan, compren croissants.
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(*) Jordi Paniagua Soriano es ingeniero de telecomunicaciones y economista, profesor de la UCV


28 jul 2011

¿Qué fue de Valencian Community Investments?

¿Qué fue de
Valencian Community Investments?

JORDI PANIAGUA SORIANO (*). 28/07/2011 "El re-renovado Consell cuenta con instrumentos para relanzar la inversión extranjera junto al comercio internacional, que son los factores comunes de la recuperación. Otra cuestión distinta es si cuenta además con la determinación y el presupuesto necesario..."

http://www.valenciaplaza.com/ver/30251/-Qu%C3%A9-fue-de---Valencian-Community-Investments-.html

VALENCIA. La inversión extranjera ha sido la hermana pobre de la internacionalización. Es lógico que los gobiernos presten más atención a la exportación y a la implantación de empresas locales en el exterior. La competencia de fuera generalmente asusta Es inevitable que la empresa extranjera compita por mercado con la local. Pero también buscarán socios y proveedores locales, aumentando la competitividad de las compañías valencianas, con más posibilidades de buscar negocios en el extranjero. Tampoco son desdeñables los puestos de trabajo que la inversión extranjera crea en Valencia.

Para fomentar la inversión extranjera, el Gobierno de España y la Generalitat crearon organismos dedicados exclusivamente a este fin. Desde finales del 2004 hasta principios del 2011, la Comunitat Valenciana contó con un organismo propio para atraer inversiones: Valencian Community Investments. Fruto de la espartiflación (o la mal llamada crisis) y de la obsesión por el déficit, en julio de 2010 el Consell decidió amortizarlo, con una anunciada fusión con el IVEX. La mencionada fusión nunca se produjo y VCI se liquidó con un ERE.

Transcurrido un año, tenemos la perspectiva necesaria para observar si la desaparición de VCI se ha traducido en una mejora para la economía valenciana. O al menos para las arcas y presupuesto de la Generalitat, descontados finiquitos y subsidios de desempleo.

Los datos coyunturales de la inversión extranjera en Valencia, con una caída del 19% en el último trimestre y relegados al puesto duodécimo, son difícilmente atribuibles a la existencia o no de un organismo concreto. Pero su gestión, más allá de consideraciones políticas, se puede traducir en cifras que miden su impacto en nuestra economía.

Las funciones de VCI eran asesorar a las multinacionales en su inversión y promocionar la Comunitat como destino para la inversión extranjera. En los seis años de vida de VCI, un total de 211 empresas foráneas invirtieron en la Comunitat, generando una inversión de más de 21.000 millones de euros y 35.000 puestos de trabajo. Durante el mismo periodo, 191 empresas contactaron con VCI para interesarse por nuestra región, con una inversión estimada de 12.000 millones de euros y 12.000 puestos de trabajo.

En cuanto a la promoción, VCI estuvo presente en 219 actos de promoción y proyección de la Comunitat a nivel nacional e internacional. Su página web, ahora extinta, con más de 30.000 visitas mensuales era una ventana de conocimiento sobre la inversión extranjera en Valencia. Recogía información relevante para el inversor y contaba con un sistema de inversión on-line, facilitando también la búsqueda de proveedores locales. Contaba con más de 2.000 usuarios registrados, que recibían puntualmente noticias, oportunidades y tendencias de la inversión extranjera.

El conocimiento es una de las claves de la economía internacional, ya surgen tantas fórmulas y combinaciones de comercio e inversión internacional como empresas. La internacionalización de las empresas valencianas no solo se puede realizar exclusivamente hacia fuera, también hacia dentro, ya que comercio e inversión están íntimamente interrelacionados. Un entorno con competencia internacional favorece la exportación de bienes de las empresas locales.

No se trata solo de la implantación de multinacionales, también de pymes extranjeras, que como las nuestras, sufren claustrofobia en su mercado local. Asimismo las corporaciones valencianas, buscan socios extranjeros para sobrevivir aquí y expandirse fuera.

Aunque el sprint empresarial supera el lento paso de la Administración, el re-renovado Consell cuenta con instrumentos para relanzar la inversión extranjera junto al comercio internacional, que son los factores comunes de la recuperación. Otra cuestión distinta es si cuenta además con la determinación y el presupuesto necesario.
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Jordi Paniagua Soriano es ingeniero de telecomunicaciones y economista, profesor de la UCV.

4 comentarios

Indignadísimo escribió
01/08/2011 13:49

Igualmente desconocido Alejandro: Me impresiona que no recuerde que en pura ciencia lógico-jurídica no es posible demostrar lo que ”no” se ha hecho, sino únicamente lo que se ha hecho. La "probatio diabolica" o inquisitorial de los clásicos. La carga de la prueba corresponde a quien ha de probar la existencia de algo, en este caso la captación de inversiones extranjeras gracias a la actividad de VCI. Todos sabemos que una de las asignaturas pendientes de las administraciones españolas es el control de la eficacia de sus medidas e inversiones, pero en todo caso le ayudarán a formar una opinión los siguientes datos: Respecto a los que se ha hecho, pese al ligero control, últimamente sólo formal, que realiza la Sindicatura de cuentas, le recomiendo que lea sus informes de fiscalización. http://www.sindicom.gva.es/web/wdweb.nsf/menu/informes y, en todo caso, las cuentas anuales, que dada su escasísimo volumen de negocio son fáciles . En cuanto al contenido de la desaparecida web de VCI, afortunadamente contamos con la posibilidad de recuperarla : http://wayback.archive.org/web/ Insisto en que la «carga de la prueba» corresponde a quien ha de probar la captación de inversiones extranjeras gracias a la actividad de VCI. He de confesar que me sorprendería que la Sociedad Anónima pudiera probar su eficacia ahora que ha desaparecido, y que no lo pudiera hacer cuando su propia existencia estaba en discusión, pero le aseguro que si ello fuera posible, no dudaría en rectificar mi comentario, que no mi experiencias o las de profesionales de mi entorno, que son las que he descrito.

Alejandro escribió
30/07/2011 11:49

INDIGNADISIMO, su comentario es un brillante ejercicio de demagogia en la sombra. Dé la cara y aporte datos como el Sr. Paniagua.

Indignadísimo escribió
29/07/2011 12:47

Comprendo que el Sr. Paniagua defienda al chiringuito que le ha dado de comer tantos años, pero no me gusta que describa una realidad que solo existe en su intención hagiográfica. VCI, que era una sociedad pública, fue creada exclusivamente para pagar los favores que el Sr. Zaplana le debía a su director el Sr. Antonio Lis. Se la desgajó del IVEX, y nunca se coordinó con nadie. Nunca se seleccionó a su personal conforme a los criterios de igualdad, mérito y capacidad, y por ello los perfiles personales y profesionales eran “peculiares”. La falta de conocimiento y dedicación de sus directivos y la mayoría de su personal durante toda su (demasiado larga) existencia fue el “hazme-llorar” de las Administraciones y las organizaciones empresariales. De hecho era la única Administración que concitaba unanimidad en todos los que la trataban: nadie sabía a qué se dedicaba, salvo a gastar en imagen y publicidad. Recuerdo incluso cuando publicitaron en su patética e inexacta web la apertura de un Mc Donalds como gran éxito. Su desaparición es una decisión acertada, aunque tardía, del Gobierno valenciano. Ahora falta que se exijan responsabilidades por el mal uso de los fondos públicos, y la incompetencia profesional.

Alejandro escribió
28/07/2011 09:29

Muy bueno! Hasta que el consumo interno mejore, el empleo lo generarán los emprendedores locales y la inversión extranjera. A mi, como inversor extranjero que fui, me hubiera gustado encontrarme con las herramientas que tenían los clientes de VCI

5 jul 2011

Grandes, medianos y pequeños eventos

Grandes, medianos y pequeños eventos

JORDI PANIAGUA SORIANO (*). 05/07/2011 "Como en la Galia de Asterix, hay una pequeña inversión irreductible que incluso ha puesto de acuerdo a gobierno y oposición locales: los grandes eventos. Se ha generado un amplio consenso: los grandes eventos han de ser rentables..."

http://www.valenciaplaza.com/ver/29017/Grandes--medianos-y-peque%C3%B1os-eventos.html

VALENCIA. "Si no somos dueños de la frescura del aire, ni del reflejo del agua, ¿cómo podréis comprarlos?", se preguntaba extrañado el Jefe Seattle ante la petición de compra de sus tierras por parte del Gran Jefe Blanco de Washington. Hoy traduciríamos sus palabras asegurando que no todas las inversiones públicas son necesariamente rentables. Con la cultura, el deporte popular, incluso con la sanidad, no se obtienen beneficios directos, pero elegimos llevarlas a cabo a pesar de ello. Es el criterio de la rentabilidad el que califica la inversión pública y la hace merecedora o no de discusión y batalla política.

Como en la Galia de Asterix, hay una pequeña inversión irreductible que incluso ha puesto de acuerdo a gobierno y oposición locales: los grandes eventos. Se ha generado un amplio consenso: los grandes eventos han de ser rentables. La discusión estriba, dejando de lado gustos personales, en si son rentables o no. Tanto promotores como detractores se esfuerzan en demostrar que se recupera la inversión en un caso y que se despilfarra en otro.

La oposición argumenta, atendiendo a un criterio de caja (cuesta tanto y vendo tantas entradas), que no salen las cuentas. El Consell aduce que estos acontecimientos generan un impacto económico que supera con creces la inversión realizada. Sin embargo, ambos razonamientos son en esencia el mismo, en uno se busca la rentabilidad a corto plazo y en el otro a largo plazo.

Quedan por tanto fuera los argumentos culturales, ya que por el camino de la estricta rentabilidad tampoco deberían celebrarse, atendiendo a las cuotas provinciales, las Fallas ni las hogueras de San Juan, ni la Magdalena. Tampoco los museos, exposiciones o conciertos de ópera. Tampoco se alude al interés general, ya que los coches, los caballos y el tenis no son fútbol, donde curiosamente sí se ponen todos de acuerdo. Queda patente en su discrepancia que ambas bancadas también se ponen de acuerdo en la naturaleza de estos eventos. No se busca transmitir unos valores o unas emociones (ni cultura ni deporte), son una inversión. Más o menos rentable, pero una inversión.

Merece, ya que en algo se ponen de acuerdo los políticos, que analicemos estos eventos bajo el prisma inversor: un sacrificio presente para obtener unas ganancias futuras. El dinero de los contribuyentes se destina a organizar eventos con un horizonte de recuperación de lo invertido. Parte a corto plazo con la venta de entradas, y parte a largo, mediante un aumento de la recaudación por impuestos, propiciado por el aumento en la actividad económica que generan. Si la rentabilidad obtenida es mayor a la de un depósito bancario, todos contentos. Un criterio claro y relativamente sencillo de calcular. Sin embargo, surgen contradicciones al aplicar la misma regla a otras inversiones menos mediáticas.

Todos se apuntaron al plan-E y al plan Confianza sin calcular las repercusiones económicas de tener las aceras más lustrosas de Europa o construir polideportivos y piscinas que difícilmente se mantienen solos. Y ahora todos de vuelta hacia la austeridad, sin prever el efecto sobre la mermada demanda interna. Los administradores y fiscalizadores de nuestro dinero podrían aplicar el mismo rigor que emplean en los grandes eventos también en los medianos y pequeños. La alternativa, ya la veía venir el Jefe Seattle: "Nosotros meditaremos vuestra oferta de comprar nuestra tierra, pues sabemos que si no aceptamos vendrá seguramente el hombre blanco con armas y nos expulsará".
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(*) Jordi Paniagua es profesor de Econometría en la Universidad Católica de Valencia